Washington - Scott Pruitt, un escéptico del cambio climático y defensor de la industria de combustibles fósiles, es la elección del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, para liderar la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, en inglés), según confirmó ayer mismo el magnate. De ser confirmado por el Senado, Pruitt sucederá a Gina McCarthy, la directora de la EPA bajo el Gobierno del presidente demócrata Barack Obama, una firme y decidida defensora de la importancia de reconocer y encarar el combate contra el cambio climático. “Si rechazamos de manera tozuda la ciencia, caeremos en la parálisis”, aseguró hace unas semanas McCarthy cuando aún no se conocía quién podría ser su sucesor.

Ahora que ya se sabe, la marcha atrás parece inevitable en la lucha contra el calentamiento global por parte la primera economía global. El cambio de rumbo en materia medioambiental marcado por Trump es casi un giro de 180 grados. “Los científicos continúan en desacuerdo sobre el grado y alcance del calentamiento global y su conexión con las acciones de los seres humanos. El debate debería ser alentado en clases, foros públicos, y las salas del Congreso”, afirmó este año Pruitt en la revista conservadora National Review.

En su comunicado de aceptación del cargo, remarcó claramente cuáles serán sus prioridades: “Los ciudadanos estadounidenses están cansados de ver miles de millones de dólares drenados de nuestra economía debido a innecesarias regulaciones de la EPA”. La paradoja va aún más lejos si se tiene cuenta que Pruitt ha encabezado en los últimos años dos demandas contra la agencia medioambiental federal que el presidente electo Trump le ha asignado ahora dirigir y se ha situado claramente del lado de la industria del petróleo y el gas.

En ambos casos, lo ha hecho con el argumento de que el Gobierno federal se había sobrepasado a la hora de exigir a los estados que cumpliesen con regulaciones de la EPA para controlar las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero.

Trabajo Además, otro nombre sobrevolaba ayer el país, el de Andy Puzder, consejero delegado del grupo de restaurantes de comida rápida CKE, quien se perfila como próximo secretario de Trabajo de Estados Unidos, según informaron varios medios. Puzder ha abogado repetidamente por eliminar regulaciones en su sector y se opone a elevar el salario mínimo a escala federal por encima de los 9 dólares por hora, mientras el Partido Demócrata aboga por subirlo a 15 dólares, recordaba The Wall Street Journal. El diario neoyorquino, que cita a fuentes conocedoras del proceso, fue uno de los medios que avanzaron que este ejecutivo de 66 años será la apuesta de Trump para encabezar el Departamento de Trabajo.

Puzder se reunió ayer en Nueva York con el presidente electo, a quien asesoró durante su campaña electoral. Muy crítico con la Administración de Obama, Puzder defiende que varias regulaciones impulsadas por su Gobierno han frenado el crecimiento y la creación de empleos.