TOKIO. El dato pone de relieve los esfuerzos de las autoridades niponas para reducir el número de suicidios que, además se situó por tercer año consecutivo por debajo de los 30.000.

La mitad de los casos registrados en 2014 fueron atribuidos por la policía a "problemas mentales o enfermedades".

El número de suicidios en Japón estuvo por debajo de los 26.000 entre 1978 -cuando las autoridades empezaron a recolectar datos- y 1997, pero a partir de ahí excedió los 30.000 durante 14 años consecutivos.

Japón, un país con 126 millones de habitantes, está entre los 10 con la tasa de suicidio más alta según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cifra en 20,7 el número de suicidios al año por cada 100.000 japoneses.

Además, la tercera economía del mundo es, después de la vecina Corea del Sur, el segundo miembro con mayor tasa de los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

De las 47 prefecturas de Japón, Tokio, la más poblada del país, fue un año más la que tuvo el mayor número de muertes de este tipo: 2,636.

Fukushima, gravemente afectada por el terremoto y tsunami de hace cuatro años y la crisis nuclear resultante, registró un 0,9 por ciento menos que en 2013, aunque volvió a superar los 1.000 (tuvo 1.083) y fue la novena prefectura por volumen de suicidios pese a ser la veinteava por población.

De hecho, la Agencia Nacional de Policía publicó también datos sobre suicidios cuyas causas y motivos considera ligados al "impacto directo" del tsunami y el accidente nuclear.

En 2014 la policía nipona tuvo constancia de 22 fallecimientos de este tipo, un 42 por ciento menos que en el año anterior y un 60 por ciento menos que en el año de la catástrofe.

Sin embargo, por tercer año consecutivo, Fukushima copó la mayoría de ellos (el 69,9 por ciento en 2014).

Según los últimos datos relacionados con el desastre nuclear, de cuyo estallido se cumplieron este miércoles cuatro años, más de 70.000 personas que vivían junto a la planta de Fukushima Daiichi siguen sin poder retornar a sus casas por los altos índices de radiación.