Berlín - Miles de personas protestaron ayer en Alemania contra la islamización de occidente, en la décima convocatoria semanal de un movimiento xenófobo emergente que ha espoleado asimismo una fuerte reacción política y social. Los promotores de las marchas, denominados Patriotas europeos contra la islamización de Occidente (Pegida) y vinculados a círculos ultraderechistas, convocaron en esta ocasión a sus seguidores, tras el éxito de participación de la semana pasada, a entonar villancicos en las concentraciones.
En Dresde, donde arrancó esta iniciativa, se produjo de nuevo la protesta xenófoba más masiva, que concluyó frente a la famosa ópera Semper, donde los participantes cantaron, entre otros temas navideños, Noche de paz. Por su parte, decenas de organizaciones, de congregaciones religiosas y activistas de izquierdas convocaron actos a favor del multiculturalismo y el derecho de asilo. Alrededor de 2.000 personas, según la policía, acudieron al acto convocado por Dresde sin nazis y bajo el lema “contra el racismo y el fanatismo religioso”; mientras que unas 400 atendieron una ceremonia ecuménica en la Iglesia de la Cruz. En Múnich, la policía contabilizó “al menos 12.000 manifestantes” en la concentración anti-Pegida convocada conjuntamente por partidos políticos, congregaciones religiosas, artistas y ONG.
Las contramanifestaciones en Alemania estuvieron precedidas por un intenso debate en torno a Pegida en el que se entremezclan las críticas frontales al movimiento y a la ultraderecha con las peticiones de quienes abogan por el diálogo. El excanciller Gerhard Schröder, que pidió una respuesta contundente a este movimiento, exigió señales a la política y en especial a los partidos de centro derecha y al gobierno de su sucesora, Angela Merkel. El Gobierno alemán no se pronunció ayer al respecto, aunque en los últimos días varios cargos, con Merkel a la cabeza, han reiterado que en una sociedad abierta y democrática, pese a que se garantiza la libertad de expresión, no hay sitio para la extrema derecha y la xenofobia. - Efe