París - El presidente francés, François Hollande, nombró ayer su nuevo Ejecutivo, el cuarto desde que tomó posesión del cargo en mayo de 2012, encabezado por segunda vez por Manuel Valls y en el que hay una mayoría de ministros que continúan, pero no los tres que habían criticado la orientación económica del Ejecutivo. El hasta ahora ministro de Economía, Arnaud Montebourg, cuyas dudas sobre el rumbo del Gobierno provocaron la crisis actual, abandona el cargo en favor de Emmanuel Macron, hasta hace unos días secretario general adjunto de la presidencia.
Benoit Hamon, que también había emitido dudas sobre la política económica desde la cartera de Educación, será sustituido por Najat Vallaud-Belkacem, la primera mujer que se hará cargo de este puesto en la historia de Francia. El tercer ministro crítico, la responsable de Cultura Aurélie Filippetti, dejará su cartera a Fleur Pellerin, hasta ahora secretaria de Estado de Turismo. Tras haberse anunciado el lunes la dimisión en bloque de su Gobierno y el encargo a Valls para que formara otro, el nuevo Ejecutivo cuenta con pocos cambios y mantiene la paridad, con ocho hombres y ocho mujeres.
Destaca la entrada de Macron al frente de la cartera de Economía, un hombre de escasa carrera política, muy cercano a Hollande y que a sus 36 años ha desarrollado la mayor parte de su carrera en el mundo de las finanzas.
Este consejero que nunca se ha presentado a unas elecciones debe sustituir a Arnaud Montebourg, representante de la sensibilidad más progresista del partido y el hombre que con sus críticas provocó la crisis de Gobierno que le hizo salir del mismo. Ante ese reto, Hollande, deseoso de “clarificar” su línea política, encarga la dirección de la economía del país al hombre que ayudó a diseñar su programa de bajadas de impuestos a las empresas para que ganen competitividad y puedan contratar.
El pararrayos de Valls Con esa receta, bautizada como “pacto de responsabilidad”, Macron sedujo al presidente, del que durante dos años fue secretario general adjunto responsable del área económica, antes que decidiera dejar el Elíseo decepcionado por no entrar en el primer Gobierno de Manuel Valls.
Regresó al ámbito privado, donde había desarrollado una carrera en el banco de negocios Rotchild, del que llegó a ser socio, un perfil financiero que le hizo ganarse duras críticas de la parte del ala izquierdista del PS. Macron compaginó su trabajo en la banca con la colaboración con el entonces candidato Hollande, quien le encargó las relaciones con los empresarios. Una vez en el Elíseo, le eligió como consejero económico, un puesto al que muchos otorgan más poder que al ministro de Economía. Ahora, este joven formado en la elitista Escuela Nacional de la Administración (ENA), la misma por la que pasó Hollande, brillante inspector de finanzas, tendrá que poner en marcha el programa que tanto parecía molestar a Montebourg.
Brillante orador, responsable de algunos de los discursos pronunciados por Hollande, Macron da así el paso a la primera línea política y se convierte en el pararrayos del segundo Gobierno de Manuel Valls.
Una mujer para Educación La Educación recaerá en Vallaud-Belkacem, también de 36 años, una fiel de Hollande que forma parte del Ejecutivo desde su llegada al Elíseo y que ha ido incrementando su peso en el mismo. Comenzó como secretaria de Estado y portavoz del Gobierno, para ser nombrada ministra de Derechos de las Mujeres, Urbanismo, Juventud y Deportes en el anterior Gobierno de Valls, salido de la derrota de los socialistas en las municipales de abril pasado. Ahora se ocupará de uno de los ministerios más importantes del país, a pocos días de que comience un nuevo curso escolar, en sustitución de Hamon, representante del ala más izquierdista del Partido Socialista. A punto de cumplir 41 años, Pellerin, nacida en Corea del Sur, también figura en el Ejecutivo desde la victoria de Hollande en 2012 y también ha ido creciendo en su seno. Da el salto al puesto de la Cultura, dejado vacante por Filippetti, que renunció a seguir descontenta con la política económica. El Gobierno mantiene a los pesos pesados, como Laurent Fabius al frente de Exteriores, Ségolène Royal en Ecología o Christiane Taubira en Justicia. Esta última, que se había solidarizado con los ministros críticos, mantiene un puesto desde el que, entre otras, impulsó la ley del matrimonio homosexual. El nuevo Ejecutivo no cuenta con ministros ecologistas, pese a las negociaciones que mantuvo Valls con ese partido, pero mantiene a tres miembros del Partido Radical de Izquierdas, que cuenta con 17 diputados, un apoyo necesario para el Gobierno en un momento en el que muchos socialistas se muestran críticos con el mismo. - Efe