ginebra - La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, ha denunciado que el Estado Islámico está perpetrando una “limpieza étnica y religiosa despiadada” en las regiones del norte y el oeste de Irak bajo su control.
“El ISIS y grupos armados afines están cometiendo graves y horripilantes violaciones de los Derechos Humanos a diario. Atacan sistemáticamente a hombres, mujeres y niños por su pertenencia étnica, religiosa o sectaria y perpetran una limpieza étnica y religiosa despiadada en las zonas bajo su control”, afirmó Pillay en rueda de prensa desde Ginebra.
Pillay recordó que tales acciones “suponen crímenes contra la humanidad”, por lo que instó a la comunidad internacional a actuar para que los responsables de tales “crímenes crueles” no queden en la impunidad. “Cualquier individuo que perpetre o ayude a cometer crímenes internacionales debe responder conforme a la ley”, apostilló.
En concreto, la agencia de la ONU que dirige Pillay, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, ha documentado casos de asesinatos, conversiones forzosas, secuestros, esclavismo, abusos sexuales y destrucción de lugares de importancia religiosa o cultural contra comunidades como la turkmena, la cristiana y la shabak, y particularmente contra los yazidíes.
Así, denuncia por ejemplo la ejecución de 670 presos no suníes de la cárcel de Badoush, en Mosul, tras la toma de la ciudad por las milicias del Estado Islámico. Entre 1.000 y 1.500 presos fueron sacados de la prisión el 10 de junio por milicianos yihadistas, según relataron 20 supervivientes de la matanza y 16 testigos presenciales que pudieron ser entrevistados.
Ya en una zona deshabitada, pidieron a los suníes que se apartaran e interrogaron uno a uno a un centenar de ellos de los que sospechaban que habían mentido. Tras llevarse a los suníes, los yihadistas empezaron a insultar y a gritar a los restantes presos, los alinearon en cuatro filas, les ordenaron arrodillarse y finalmente los ejecutaron.
“Este tipo de asesinatos de civiles a sangre fría, sistemáticos e intencionados tras discriminarlos por su religión podrían ser constitutivos de crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad”, subrayó Pillay.
desplazados La responsable de la ONU mencionó además las matanzas de yazidíes, miles de ellos secuestrados en Nínive a principios de agosto y obligados a convertirse al islam. Entre quienes se negaron, los hombres fueron ejecutados y las mujeres y niños fueron convertidos en esclavos y entregados a milicianos o amenazados con ser vendidos.
La misma práctica fue detectada en la región del sur de las montañas de Sinyar el 15 de agosto. Como consecuencia de esta persecución, miles de personas necesitan ayuda humanitaria urgente, como los aproximadamente 13.000 turkmenos, seguidores de la rama chií del islam, de Amirli, en la provincia de Salahudín, localidad que está asediada por los yihadistas desde el 15 de junio.
También necesitan ayuda urgente miles de cristianos, turkmenos y shabak que huyeron de Mosul y otras ciudades de la provincia de Nínive ante el avance del Estado Islámico y que ahora viven en muy malas condiciones en la región del Kurdistán.
“El Gobierno de Irak, la región del Kurdistán y la comunidad internacional deben adoptar todas las medidas necesarias y no escatimar ningún esfuerzo para proteger a los miembros de las comunidades étnicas y religiosas que son especialmente vulnerables y garantizar su regreso a sus lugares de origen con seguridad y dignidad”, afirmó Pillay.
Pillay indicó que el Estado Islámico no era el único responsable de violaciones de Derechos Humanos y mencionó que el “creciente número de asesinatos de civiles” en zonas del país que no están bajo control del Estado Islámico. Así, recordó que en Basora (sur) fueron asesinados 19 suníes tras ser secuestrados por individuos no identificados. - E.P.