PARÍS. En una breve intervención desde el Elíseo, y en un intento por cerrar la polémica surgida tras la deportación, el jefe del Estado reconoció que su detención y posterior expulsión se hizo conforme a la normativa en vigor, pero admitió que esta no debería haber tenido lugar durante una excursión escolar.

Teniendo en cuenta esas circunstancias excepcionales, Hollande sostuvo que si la joven solicita volver se le dará acogida para que prosiga el curso escolar, pero no a sus otros cinco hermanos y a sus padres.

"No hubo ninguna falta y se respetó la ley", indicó desde la sede de la presidencia gala, tras haber recibido del ministro del Interior, Manuel Valls, el informe encargado a la inspección general de la Administración para determinar si hubo alguna infracción.

La joven, Leonarda Dibrani, de 15 años, cursaba tercero en el colegio André Malraux de Pontarlier y se dirigía con sus compañeros de clase y sus profesores el pasado 9 de octubre a visitar la ciudad de Sochaux, cerca de la frontera suiza, cuando fue detenida para, posteriormente, ser deportada a Kosovo.

"La escuela debe ser preservada de los conflictos de la sociedad", dijo hoy Hollande, quien anunció que se va a lanzar una instrucción a todos los prefectos para "prohibir" toda interpelación en el marco escolar.

Los valores de la República, según quiso dejar claro, radican también en la toma de consideración de las "situaciones humanas", pese a que el informe ha concluido que no se rompió ninguna regla en la expulsión de esa familia.

Desde Mitrovica, donde reside la familia desde su expulsión la semana pasada, la joven dijo hoy que no tiene intención de volver sola a Francia.

"Hollande no se ha compadecido de mi familia. No tiene corazón, no entiendo por qué dice que se van a ocupar solo de mí", dijo en declaraciones recogidas por la cadena BFM TV, donde insistió en que que le da "miedo" volver sin sus padres y sus cinco hermanos.