Venezuela acudirá a las urnas apenas cinco meses después de la última vez. El 7 de octubre, Hugo Chávez y Henrique Capriles se enfrentaron por la presidencia del país bolivariano; el primero logró la reelección pero la enfermedad le impidió tomar posesión de su cuarto mandato. El próximo 14 de abril, el escenario será prácticamente el mismo: Capriles se medirá con la memoria del mandatario fallecido el pasado 5 de mayo. Un mes después de su muerte, la figura de Chávez sigue siendo omnipresente en Venezuela y el oficialismo la ha colocado en el centro de la contienda electoral más corta y desequilibrada de los últimos tiempos.

Maduro arrancó su campaña con una extraña confesión: que Hugo Chávez se le había aparecido en forma de "pajarito chiquitico" en una capilla de Barinas, la tierra natal del líder de la Revolución Boliviariana. "Yo lo sentí dándonos una bendición, diciéndonos 'hoy arranca la batalla, vayan a la victoria'", explicó. Esta anécdota se convirtió rápidamente en el blanco de las mofas de la oposición. "Que Maduro nos diga que está alucinando, viendo a un pajarito y que ese pajarito le está dando direcciones y le está dando instrucciones, obviamente eso requiere que se haga una evaluación del equilibrio mental del señor Nicolás Maduro", llegó a asegurar Leopoldo López, uno de los coordinadores de la campaña de Henrique Capriles.

Conscientes de que el factor emocional es la clave de estas primeras elecciones sin Chávez, la campaña oficialista que lidera Maduro lleva una importante carga de emotividad, que el Gobierno ha ido alimentando desde la muerte de su líder. Durante un mes, Maduro ha nombrado al mandatario fallecido cada día; su última voluntad antes de partir a La Habana para someterse a su cuarta operación contra el cáncer, que los venezolanos elijan a Maduro como su sucesor en la presidencia, ha sido retransmitida una y otra vez en televisión, así como en cada acto del presidente interino y candidato oficialista. Cada una de las apariciones de Maduro comienza con una grabación del himno nacional entonado por Chávez, a quien califica de "profeta", "padre", "héroe", "Cristo redentor" y "comandante eterno".

Maduro se presenta como el hijo del mandatario fallecido y pide a los venezolanos no fallar al líder de la Revolución Bolivariana: "Aquí quien ama a Chávez es el pueblo, que siempre ha sido leal, que nunca le ha fallado y nunca le fallará a Chávez. Votar por Maduro es votar por Chávez", señala el presidente interino. En la misma línea, la esposa del candidato, Cilia Flores, también dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), señaló el viernes que "Chávez pidió 10 millones de votos y el pueblo siente que le tiene esa deuda y nosotros el 14 de abril vamos por los 10 millones de votos para decirle al comandante Chávez: aquí está tu pueblo, están los 10 millones de votos".

Victoria Para el oficialismo, lo que está en juego es la continuidad del proyecto de Hugo Chávez, el socialismo del Siglo XXI, interrumpido por la enfermedad del mandatario, y vincula su triunfo en las urnas el próximo 14 de abril como una nueva victoria del líder bolivariano. De hecho, el mandatario fallecido aparece en los carteles electorales junto al candidato oficialista. "Vamos juntos", dice el lema.

Maduro ha adoptado el lenguaje y las formas de su predecesor, al que ha convertido en un héroe y un mito equiparable a Simón Bolívar. "Chávez hizo el milagro de resucitar el Ejército libertador de Simón Bolívar", ha asegurado. Su imagen está presente en las calles de Caracas en forma de murales y afiches electorales. Y su cuerpo, en el Cuartel de la Montaña, en el popular barrio caraqueño 23 de Enero, que cada día visitan curiosos y seguidores. Aún no está claro cuál será su destino final, después de que las autoridades descartaran embalsamarlo.

"Maduro comenta sobre la 'aparición' de Chávez transmutado en un pajarito para reforzar el misticismo que soporta su campaña", asegura el director de la encuestadora Datanálisis, Luis Vicente León. "¿Y cuándo fue que las campañas exitosas de los últimos 15 años no fueron cursis y primitivas?", se pregunta. El candidato oficialista se ha defendido de los ataques proclamando su "amor eterno" a Chávez. "Yo conté algo muy sencillo que me pasó, sí, me sucedió, y me siento feliz que me haya sucedido, es mi espiritualidad y me dio la gana compartirla con el pueblo". "Esto solo lo podemos entender nosotros, ¿Ustedes saben por qué solo lo podemos entender nosotros? porque a nosotros no nos cabe el amor aquí, en el corazón de patriotas, de bolivarianos, que tenemos. Somos puro amor y el amor nos lleva a la fe verdadera en Cristo redentor", ha asegurado. "Tengo derecho a sentir lo que sentí, burgueses, inhumanos, antipatrias", ha agregado.

El chavismo sin su líder Chávez, hombre omnipresente durante 14 años en la vida pública venezolana, que dirigió de forma personalista, ha dejado como herencia una corriente política, el chavismo, que estos día venera su figura como la de un Dios. En las elecciones del pasado 7 de octubre, Chávez no logró los diez millones de votos que solicitó, sino ocho, dos millones más que Henrique Capriles.

La oposición, a pesar de perder las elecciones, consiguió sus mejores resultados en unas elecciones presidenciales en los últimos 14 años. Tras años de tropiezos, con golpe de estado incluido y boicot a los comicios legislativos de 2005 que dejó el legislativo bajo dominio absoluto de los chavistas, ha conseguido fortalecerse y presentar un proyecto sólido. Sin embargo, la mayoría en Venezuela es consciente de que lo que pesará en estas elecciones no serán los programas políticos ni las candidaturas presidenciales, sino el factor emocional por la pérdida del líder, y que quienes votaron por Chávez en octubre, seguramente lo harán ahora por el sucesor designado por él mismo.

El proyecto que presenta el oficialismo para el próximo periodo (2013-2019) es el de Hugo Chávez y al igual que su inspiración, Maduro presenta esta nueva batalla electoral como la lucha del socialismo contra el capitalismo que para él representa la oposición. Al igual que en las últimas campaña electorales, además, tampoco han faltado los insultos y las acusaciones mutuas. Maduro y Capriles se han señalado mutuamente de urdir planes para sabotear las elecciones.

El equipo de campaña opositor ha denunciado esta semana ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) el desequilibrio de la contienda electoral ante el manejo del oficialismo de los medios públicos de Venezuela. "Eso, señores, es corrupción", señaló Carlos Vecchio, del equipo de Capriles. "Aquí, la única ventaja que hay es que hay un pueblo mayoritariamente revolucionario, patriota y chavista", ha indicado, por su parte, Maduro al asegurar que un estudio demuestra que existe una "guerra sucia" de los medios contra su candidatura.

La oposición venezolana también ha sembrado las dudas sobre la transparencia del sistema electoral al denunciar que el PSUV tiene la capacidad de sabotear el funcionamiento de 45.000 de las 53.260 máquinas de votación que se usarán en las elecciones. "El daño que se puede hacer es pequeño", ya que lo detectado se limita a que un técnico del partido oficialista conocía la clave de uno de los tres tipos de máquina de votación, pero "lo grave es la significación, lo que ello implica", señaló Ramón Aveledo, secretario ejecutivo de la opositora Mesa de Unidad Democrática. "No queremos alarmar a los venezolanos", ya que lo detectado entraña "un riesgo limitado, aislado", de inutilizar máquinas, destacó Aveledo, al descartar que con el hipotético uso indebido de la clave se pueda, además, alterar el resultado electoral.

La economía y la inseguridad ciudadana son los principales problemas que tendrá que enfrentar el nuevo Gobierno de Venezuela: una criminalidad que el año pasado dejó 21.000 muertos, crisis de productividad, dependencia petrolera, una altísima inflación, deficiencias en los sistemas básicos... Gane quien gane deberá poner todos sus esfuerzos en dar solución a los graves problemas que atraviesa el país de Hugo Chávez.