COMO el Vaticano es el único estado de Europa donde no existe el sufragio universal, los católicos deben conformarse con un Papa elegido a dedo. Y eso que el sucesor de Benedicto XVI tendrá que exhibir dotes de mando para enderazar una institución a la deriva. "Azotada por casos de pederastia, por divisiones internas, por la caverna de una Iglesia a la defensiva, de una vida religiosa sin vocaciones y sin líderes, sin figuras como Tarancón o el Padre Arrupe", explica Pedro Miguel Lamet. A su juicio, Angelo Scola, es la gran esperanza de los italianos que aprecian su altura teológica y su línea ratzingeriana. Gianfranco Ravasi es el otro papable italiano. "Lo importante es que venga alguien que no incorpore tabúes y que esté dispuesto a aceptar la contracepción, a acoger a los divorciados o a ampliar el ecumenismo", dice Lamet, suscribiendo las ideas del teólogo alemán Hans Küng, quien considera que la pregunta que se deben plantear los cardenales en el cónclave es ¿renovación o status quo? "Sin embargo, Küng cree que optarán por mantener el status quo y que eso ahondará en la crisis de la Iglesia", afirma Lamet. "Yo no sería tan pesimista. Cuando eligieron a Juan XXIII, se pensaba que no iba a hacer nada y menuda la que armó", revela.
El teólogo y jesuita detalla las quinielas. "Entre los papables. el que más posibilidades tiene, en mi opinión, es Angelo Scola, de 72 años, al que el papa dimisionario ha señalado, nombrándolo arzobispo de Milán". Es casi el discípulo del maestro Benedicto XVI. "La presión italiana es fuerte porque hace muchos años que no tienen un papa italiano", aclara. "Está también Gianfranco Ravosi, que acaba de dar los ejercicios espirituales al Papa y está teniendo un éxito meteórico, aunque tiene poca experiencia interna". Se especula con que Ravosi, que es algo así como el ministro de Cultura de Vaticano, podría ser el papable en la sombra, un religioso con un flamante currículum intelectual y con grandes dotes de comunicador, lo que le ha llevado a protagonizar programas de televisión.
"Se ha oído el nombre de Bertone, pero ese no sale ni en broma porque es uno de los que han hecho la vida imposible a Ratzinger", ratifica Lamet. No en vano, en las luchas de poder en el interior de la Curia tres posturas se estrechan el cerco entre sí, Tarcisio Bertone; el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano; y el presidente del Episcopado italiano, Angelo Bagnasco.
figuras emergentes Del exterior, Lamet se decanta por el filipino Tagle, el africano Arinze y el austriaco Shöchborn, con tratamiento de alteza ilustrísima. Aunque se especula con la elección de Timothy Dolan, el arzobispo de Nueva York, "no sé si es el más recomendable con todo lo que se ha oído sobre pederastia en EE.UU. Por el contrario, el canadiense Marc Oullet, de 70 años es muy simpático y tiene muy buena prensa", afirma. Habla francés, inglés, portugués, italiano, alemán? y español. Fue profesor de teología y rector de un seminario en Colombia. Un hombre de por sí poderoso, como prefecto de la Congregación para los Obispos.
Entre los cardenales de la Iglesia emergente, destaca a Peter Turkson de Ghana, "cuya única tacha es que es muy antihomosexual, pero es uno de los candidatos africanos favoritos". También remarca la figura de Oscar Andrés Rodríguez Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa, "pero en su contra juega que comentan que es algo casquivano y que respaldó el golpe de 2009 en Honduras", enfatiza.
un conservador moderno El retrato del futuro Papa, que deberá gobernar a la sombra de Benedicto XVI, algo inédito, deberá corresponder a una especie de "conservador moderno", capaz de realizar importantes reformas y a la vez resistir a los rápidos cambios y exigencias del mundo moderno. Sin embargo, y como es bien sabido, "quien entra Papa, sale cardenal". Y no hay que olvidar que este será el cónclave más extraño y relevante de los últimos siglos, con el Papa cesante en la sombra recluido en su palacio de invierno de Castel Gandolfo.
Los potenciales pontífices entran todos en la urna virtual de la Capilla Sixtina. En la danza de nombres y conjeturas que se hacen sobre el sucesor muchos tienen en cuenta ahora las cifras. El colegio cardenalicio, que deberá elegir al sucesor del primer pontífice alemán de la era moderna, está formado por 115 cardenales con derecho al voto, es decir con menos de 80 años de edad. La mayoría de esos purpurados (67) fueron designados por Benedicto XVI y 51 recibieron el birrete cardenalicio de manos de Juan Pablo II. Pero para saber el resultado final habrá que esperar que el humo blanco suba de la Capilla Sixtina y las campanas de la iglesias de todo el mundo anuncien Habemus Papam.
l Edad. Más de 70 años
l Origen. Italia o Norteamérica.
l El más destacado. Angelo Scola, quien dirigió la fundación que promovió el entendimiento entre musulmanes y católicos.
l El más carismático. Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, que deslumbró al colegio cardenalicio hablando de evangelización.
l El más simpático. El canadiense Marc Oullet es un políglota que ostenta el cargo de dirigente de la Congregación de Obispos.
l El más exótico. El ghanés Peter Kodwo Appiah Turkson, actualmente ministro de Relaciones Sociales.
l El más aristocrático. El austriaco Christoph Shöenborn, un noble que ya figuró en la lista de los 'papables' en el cónclave de 2005.
l El más joven. Es Luis Antonio Tagle, filipino, que tiene solo 55 años. Sabio y cordial, el arzobispo de Manila es además un activo protagonista en las redes sociales.