Damasco. No se trata de una masacre más de tantas que engrosan la sangrienta lista del conflicto sirio. Esta vez, la oposición siria denuncia la muerte de entre ocho y diez niños en un bombardeo del Ejército el pasado domingo sobre un patio de colegio en la localidad de Deir al Asafir, a 12 kilómetros de Damasco. No solo eso, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos y la Comisión General de la Revolución Siria acusan al régimen del uso de bombas de racimo -una munición prohibida por la mayoría de los países de la comunidad internacional por el gran número de bajas civiles que provoca- en esta ataque.
Un vídeo de internet grabado por activistas mostraba imágenes de cuerpos ensangrentados de niños mientras sus madres lloraban desconsoladas sobre ellos. En una de ellas se podía apreciar a dos niñas tendidas en el suelo desgarradas por la metralla, mientras que en otra, una consternada madre llora sobre el cuerpo de su hija en un hospital. En otra imagen se ve a dos niños muertos en la parte trasera del vehículo con heridas en la cabeza y el rostro. Debido a que Siria ha prohibido la entrada al país de periodistas, estas acusaciones son difíciles de verificar de forma independiente y esclarecer tanto la autoría de los crímenes así como la munición usada. En los últimos meses se han sucedido las acusaciones de que el régimen de Bashar al Asad estaría utilizando bombas de racimo, lo que supone una importante escalada del conflicto. Human Rights Watch (HRW) denunció en octubre que las fuerzas del régimen sirio había usado bombas de racimo en sus ataques en Homs, Alepo y Lattakia, así como cerca de Damasco, en su lucha por recuperar el terreno ganado por los rebeldes.
Deir al Asafir, en la periferia de Damasco, es una localidad en poder de los rebeldes. Según sus residentes, el bombardeo fue indiscriminado y en la zona no se encontraba ningún insurgente, ya que estos se encuentran en las afueras del pueblo. "Ninguno de los fallecidos eran mayores de 15 años", señaló ayer Abu Kassem, un activista de Deir al Asafir. Según este activista, habían recogido "70 de estos artefactos (munición de racimo". Las bombas de racimo explotan en el aire, dispersando cientos de pequeñas sub-municiones en una zona amplia, con el fin de matar al mayor número de personas. Entretanto, durante la jornada de ayer, la localidad de Idleb, en el norte del país, fue escenario de enfrentamientos intensos entre los leales al régimen del presidente Al Asad y los insurgentes, agregó el Observatorio. En Deraa, en el sur, también se registraron combates en la zona de Al Sheij Meskin, así como bombardeos contra la localidad de Kahil, indicó la Comisión. Los Comités de Coordinación Local destacaron que hubo varias víctimas, entre muertos y heridos, por el impacto de un proyectil en un mercado de Al Sheij Meskin.
Por su parte, la red Sham explicó que los efectivos del régimen intentaron irrumpir en el barrio de Al Basatin, en Damasco, lo que derivó en choques con los rebeldes. Estas informaciones tampoco han podido ser verificadas de forma independiente debido a las restricciones impuestas por las autoridades sirias a los periodistas. La violencia se ha recrudecido en Siria en medio de la parálisis de los esfuerzos mediadores, que no han logrado poner fin a un conflicto que comenzó en marzo de 2011 y ha derivado en una guerra civil.
Mientras, Francia anunció ayer la entrega de una ayuda de urgencia humanitaria de 1,2 millones de euros a la Coalición Nacional Siria, el principal órgano de oposición política del país. "Francia, primer país en reconocer la nueva Coalición como el único representante legítimo del pueblo sirio, desea a partir de ahora facilitarle los medios para ayudar a sus compatriotas en situación desesperada", comentó el ministro de Exteriores, Laurent Fabius. El anuncio coincidió con la reunión que mantenía en El Cairo la Coalición con la comunidad internacional sobre la ayuda al pueblo sirio.