Kiev. Occidente ensombreció ayer con sus críticas al retroceso democrático la victoria electoral del oficialismo en Ucrania, que roza la mayoría absoluta, pese al tirón de la encarcelada ex primera ministra Yulia Timoshenko, que se declaró en huelga de hambre. "Un paso atrás en relación con anteriores elecciones en Ucrania", ese fue el veredicto de la misión internacional de observadores de la Organización sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) acerca de los comicios parlamentarios del domingo. Los observadores occidentales criticaron en particular los procesos contra Timoshenko y el extitular del Interior Yuri Lutsenko, que calificaron de "justicia electoral".
Estas elecciones eran clave para las relaciones entre Ucrania y la Unión Europea, que advirtió la pasada semana al presidente del país, Víctor Yanukóvich, de que las parlamentarias serían una "prueba de fuego" sobre el compromiso democrático de Kiev. El gobernante Partido de las Regiones (PR) ganó las legislativas, aunque según avanza el escrutinio su ventaja decrece y se esfuman sus posibilidades de retener la mayoría parlamentaria junto a sus aliados comunistas.
Según la Comisión Electoral Central (CEC), la formación política logra el 33,86% de los votos, con el 65,2% escrutado. Sus aliados naturales, los comunistas, obtienen un resultado histórico por encima del 14%, lo que les convierte en la tercera fuerza más votada y en la llave de la gobernabilidad del país.
De esta forma, ambos partidos rondarían el 50% de votos necesarios para forjar una mayoría en la Rada Suprema (Legislativo), para lo que se precisan más de 225 escaños. Aun en caso de quedarse corto, según los analistas, el oficialismo podría lograr su objetivo con ayuda de los candidatos independientes que han ganado en las circunscripciones mayoritarias y que están dispuestos a vender sus escaños al mejor postor.
La reforma de la legislación electoral introducida por el PR para que la mitad de los votos se repartieran por listas de partidos y la otra mitad por circunscripciones podría ser la clave de su victoria, debido a su férreo control de los graneros electorales regionales. Batkívschina, el partido de Timoshenko, sería el segundo más votado con el 22,74% de los apoyos, por encima de lo pronosticado por las encuestas. La recién fundada Alianza Democrática Ucraniana por las Reformas (UDAR), del campeón de los pesos pesados Vitali Klitschkó, sumaría el 12,88%.
Precisamente, el púgil, que se negó a firmar antes del domingo un pacto electoral con Batkívschina, llamó ayer a la oposición unificada a aliarse para evitar que el PR retenga la mayoría parlamentaria. Batkívschina, que ha denunciado numerosos casos de irregularidades por parte de la formación política en el poder, mantiene que el PR habría logrado menos de 30% de los votos, según el recuento paralelo realizado por sus partidarios. Mientras, los comunistas se quedarían en un 11%, resultados que harían prácticamente imposible que el oficialismo lograra la mayoría parlamentaria.
Nada más conocerse el informe de los observadores de la OSCE, la incansable Timoshenko se declaró en huelga de hambre en protesta por el supuesto fraude electoral.