Washington. Las audiencias sobre el caso del soldado Bradley Manning, acusado de filtrar miles de documentos a WikiLeaks, se reanudaron ayer con una vista en la que la defensa argumentó sobre los testigos que quiere que comparezcan en lo sucesivo. Esta audiencia fue clave para determinar los testigos que el abogado defensor, David Coombs, quiere llamar a declarar en las audiencias programadas entre el 29 de octubre y el 2 de noviembre en las que se abordará el trato que recibió el soldado durante los primeros meses de detención.
Coombs alega que su cliente, de 24 años, recibió un trato inapropiado y un "castigo ilegal" durante su confinamiento en la base militar de Quantico (Virginia), adonde fue llevado tras su detención en Irak. Manning permaneció detenido entre el 29 de julio de 2010 y el 20 de abril de 2011 bajo máxima seguridad y supervisado para que no se autolesionara, antes de ser trasladado a la prisión de la base Fort Leavenworth (Kansas).
El abogado denuncia que su cliente fue ubicado en una celda de uno por dos metros, vigilado constantemente por un guarda, levantado a las cinco de la mañana diariamente y obligado a estar despierto hasta las diez de la noche. Además, entre el 29 de julio de 2010 y el 10 de diciembre de ese mismo año solo se le permitió salir al aire libre 20 minutos al día, así como entre 3 y 5 minutos para ducharse, que eran los dos únicos momentos de la jornada en los que salía de su celda.
Coombs tiene previsto, además, solicitar a la juez militar que sigue el caso, Denise Lind, que desestime el caso, ya que considera que no se ha garantizado el derecho a su cliente a un juicio rápido y para entonces llevará 900 días encarcelado.