París. Tras elecciones presidenciales que llevaron a la presidencia a François Hollande y retiraron de la vida política a Nicolas Sarkozy, los principales partidos políticos de Francia han comenzado a reordenarse. En distintas reuniones celebradas este fin de semana, el Partido Socialista (PS) y la Unión por un Movimiento Popular (UMP) han dado pasos para cambiar sus direcciones. Así, la primera secretaria del PS, Martine Aubry, que esta semana avanzó su intención de dejar el cargo, se despidió ayer de los militantes socialistas animándoles a no acomodarse después de haber llegado al poder.

Aubry había adelantado que la tradicional universidad de verano del PS que se clausuró ayer en La Rochelle iba a ser su última en tanto que líder del partido si todo avanza según sus previsiones, y ayer cerró su discurso asegurando que es y será "una militante". "Quiero agradecer este inmenso trabajo que ha permitido a François Hollande ser el portador del cambio en 2012", manifestó en tono de despedida.

"Esta ha sido una universidad histórica, porque por primera vez uno de los nuestros, François Hollande, es presidente, y porque por primera vez el partido y sus socios disponen de la mayoría en la Asamblea Nacional y en el Senado, lo que conlleva también una responsabilidad particular", añadió en esa intervención. Aubry instó al partido a seguir trabajando por mantenerse en el poder y buscar un enfoque más europeísta en sus propuestas.

La todavía secretaria general del PS, a la cabeza de la agrupación desde 2008, instó a las bases y a quienes vayan a tomar el relevo a que sean "más militantes que nunca para que transformar la esperanza levantada en 2012 en un nuevo futuro para Francia". Con la voz entrecortada empezó así el cierre de una etapa que se confirmará el próximo 12 de septiembre, fecha límite para la presentación de los candidatos, entre los cuales hay dos nombres que ya se alzan como probables: el actual número dos del partido, Harlem Désir, y el diputado Jean-Christophe Cambadélis. Quién encabezará la dirección del partido se conocerá en el Congreso del Partido Socialista de octubre, que tendrá lugar en Toulouse.

"Todavía queda mucho por hacer", advirtió la socialista, que aclaró que la formación debe asumir el papel de apoyar al Ejecutivo galo, explicar a la población el sentido de las medidas que se apliquen y hacer entender que requieren la concertación de todos los actores de la sociedad. Para no desviarse de esa ruta, según la alcaldesa de la ciudad de Lille (norte), será necesario estar de manera "indefectible y constructiva" junto al Gobierno, mantener la reflexión para anticipar "los nuevos desafíos y aspiraciones", mantener una renovación que según ella es "marca de la casa", y "europeizar" más su trabajo y su discurso.

"Europa ha cambiado de dirección. Si François Hollande no hubiera dado un golpe en la mesa en la cumbre europea de los días 28 y 29 de junio, ¿habría sobrevivido el euro al verano? No lo creo", aseguró Aubry.

Transformaciones Esos "puntos cardinales", añadió la política socialista, deben situarse en el seno de la agenda del congreso del PS de octubre, porque "la fuerza de ese debate nos va a permitir seguir en el poder". Sus propuestas llegan en un momento en que la cuota de confianza del mandatario Hollande, que siguiendo su premisa de no inmiscuirse en la política del PS no ha acudido a La Rochelle, acaba de caer por primera vez por debajo del 50% según un sondeo del instituto demoscópico Ifop.

"Hace falta tiempo para imprimir las transformaciones necesarias", señaló al respecto Aubry, quien insistió, en una referencia directa a quienes se oponen a votar el proyecto de ley de transposición del nuevo tratado europeo, en que el apoyo al presidente no debe tener fisuras para no debilitar su imagen a nivel interno y europeo. Para terminar, la todavía secretaria general del Partido Socialista pidió un aplauso para su compañera de partido, Segolene Royal, ausente también en la cita del fin de semana y que en las elecciones legislativas sufrió una fuerte derrota frente a un compañero de partido.