París. El candidato socialista a la presidencia francesa, François Hollande, comienza con ventaja en los sondeos sobre su rival, Nicolas Sarkozy, la semana decisiva para las presidenciales, aunque con un margen algo reducido.
El todavía presidente ha acortado dos puntos a Hollande, que a pesar de ello mantiene un avance confortable de al menos seis puntos ante los últimos días de campaña, durante los que las manifestaciones del 1 de mayo y el cara a cara televisivo de mañana son los platos fuertes y que desembocarán en la segunda vuelta del próximo domingo. En ningún momento de la campaña Sarkozy ha superado en intención de voto a su contrincante y ahora sólo le resta una semana para revertir la situación.
El presidente saliente apuesta muy fuerte por el debate que el próximo miércoles concentrará a más de 20 millones de franceses ante sus televisores, una cita que aparece como el último cartucho del candidato conservador. Aunque en el pasado el debate ha cambiado poco la distribución de fuerzas entre los candidatos, Sarkozy confía en que sus dotes de orador hagan "caer las máscaras", como lleva repitiendo durante semanas. Consciente de que el tiempo corre en su contra, el candidato conservador no desaprovecha una ocasión para repetir sus mensajes. Así, mientras Hollande aprovechó la jornada de ayer para preparar el debate, Sarkozy mantuvo su agenda normal, con un mitin en Aviñón.
jornada antisarkozista El presidente saliente no dejará a sus rivales ni durante la jornada de hoy, fiesta del trabajo, tradicional cita de los sindicatos que han sido muy críticos con su gestión. Temeroso de que la jornada se convirtiera en una celebración antisarkozista, el candidato convocó una gran manifestación frente a la torre Eiffel, donde aspira a concentrar a más de 50.000 simpatizantes. "El 1 de mayo no es patrimonio de nadie", afirma Sarkozy, que aprovechará la jornada para contraponer el trabajo a la beneficencia.
Hollande prefiere dejar el protagonismo a los sindicatos y pasará la jornada fuera de París, en un modesto acto de homenaje al exprimer ministro socialista Pierre Bérégovoy, que se suicidó el 1 de mayo de 1993.
Pero París vivirá otro punto caliente de la mano del ultraderechista Frente Nacional, que celebrará la tradicional fiesta de Juana de Arco, un canto al nacionalismo francés y a los valores más profundos de la patria. La manifestación, que se espera que sea menos numerosa que la de los sindicatos y que el mitin de Sarkozy, despierta una atención particular porque en ella revelará su consigna de voto la presidenta del partido, Marine Le Pen, que recibió el respaldo de 6,4 millones de franceses en la primera vuelta, casi el 18% del total, la tercera candidatura más votada.
Sus votos parecen decisivos para la suerte de las presidenciales, sobre todo para Sarkozy, que necesita recuperarlos para recortar la ventaja de Hollande, por lo que en los últimos días repite mensajes dirigidos al electorado frontista.
Todo apunta a que Le Pen se limitará a repartir críticas a diestro y siniestro y que, a título personal, anunciará su voto en blanco. Por el momento, según un sondeo del instituto Ipsos publicado ayer, poco más de la mitad de los votantes de Le Pen, el 54%, afirman que darán su apoyo a Sarkozy, porcentaje insuficiente para el candidato conservador que, en la más favorable de las encuestas, alcanza sólo el 47% del electorado, frente al 53% de Hollande.