La plaza Yemá el Fna es uno de los puntos neurálgicos de Marraquech. Este enclave no sólo atrae a los turistas que visitan la ciudad marroquí, sino que es un lugar habitual de tránsito para muchos de sus habitantes.
Marraquech, con más de un millón y medio de habitantes, es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos, con Meknes, Fez y Rabat y aglutina el 21% de la oferta turística total del reino alauí.
Según los datos oficiales de la Oficina de Turismo de Marraquech, actualmente la región cuenta con un total de 95 hoteles para una oferta de 28.000 habitaciones, a los que hay que sumar un centenar de establecimientos no catalogados, y cerca de 60 agencias de viajes. De la oferta hotelera total, más del 70% procede de los establecimientos de lujo, de cinco y cuatro estrellas.
Yemá el Fna está catalogada como una de las plazas más grandes, concurridas e importantes de África, en la que se reúnen turistas y locales para contemplar el espectáculo de acróbatas, bailarines, cuenta cuentos, vendedores de agua o músicos. Cuando cae la noche, el lugar se convierte en un gran restaurante por la cantidad de puestos de comida que se colocan. En el año 2001, la UNESCO clasificó este lugar emblemático Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
El alminar de la mezquita Kutubia, a escasos metros de Yemá el Fna, domina el escenario, que se ha convertido en un lugar de visita obligada por la vida que desprenden los espectáculos, tenderetes y personas que día a día recorren la ciudad más turística de Marruecos.
La plaza es de grandes dimensiones y está rodeada por todos los lados, menos por uno, por la medina repleta de zocos clasificados por su actividad principal. En los bordes de la plaza se han establecido un buen número de cafés y restaurantes, como el Argana, donde se produjo ayer la explosión, que abren sus terrazas hacia el espectáculo.
A un lado de la plaza estaba el vizcaíno Endika Rodríguez, de turismo en la zona. "Me ha pillado de lado, así que no lo he visto de frente, pero se ha oído una explosión seca, un golpe; entonces, he visto una columna de humo y cómo saltaban cosas por los aires", explicó Endika, que llegó a Marruecos hace cinco días junto a su madre. "Al principio, la gente decía que era una explosión de gas y ha empezado a correr. La información era confusa, luego han dicho que se trataba de un atentado. Nosotros nos hemos acercado y cuando hemos visto la magnitud del agujero, hemos pensado que no se trataba de una explosión de gas", relató desde el hotel. "El primer piso ha quedado destrozado", agregó Endika.Cuando el vizcaíno y su madre se acercaron hasta el café Argana para ver lo que había sucedido, "estaba ya acordonado, estaban los servicios de emergencia y gente dentro, que serían forenses o policías. Cuando hemos visto eso, nos hemos ido, porque tampoco hay mucho que ver ahí", explicó. Endika señaló que, a pesar de la explosión, los instantes posteriores la vida seguía su curso normal en los alrededores de la plaza. "Los comercios seguían abiertos y fuera de la plaza era todo normal, salvo por las sirenas". En el hotel donde se alojan, los turistas estaban consternados y "no se explican lo que ha sucedido".