"En Irlanda va a pasar lo mismo que ocurrirá en España. El partido democristiano se va alzar con el poder después de que el Gobierno haya gestionado de forma nefasta la crisis". Es la explicación que dio a este periódico el dirigente de Fine Gael (familia de los irlandeses en gaélico) Allan Farren sobre la situación política de la isla. Lo afirmó cauto pero sin poder disimular la felicidad que le generan los resultados de todas las encuestas, las cuales anticipan para Fine Gael los mejores resultados de su historia.
Los sondeos incluso contemplan la posibilidad de que obtenga cerca de los 83 escaños que le permitirían gobernar en solitario, sin necesidad de llamar a la puerta de los laboristas. El relevo en el poder, además de sacar a los nacionalistas del Gobierno, hará que Irlanda aplique una política más agresiva de recorte de gasto, especialmente en las ayudas por hijo -se reducirán 252 euros por año- y en el sector público, donde Fine Gael pretende suprimir 30.000 empleos.
En Fianna Fáil (soldados del destino), formación liberal que ha ostentado el poder en casi en todas las legislaturas, no tienen tantas ganas de celebraciones. Los sondeos apuntan a que a los nacionalistas conservadores les va a pasar una cara factura la crisis económica y, de forma particular, la muestra de debilidad que dio el primer ministro Brian Cowen en el momento que escenificó la falta de soberanía de Irlanda ante el Banco Europeo y el Fondo Monetario Internacional y se mostró obligado a pedir el rescate financiero. La nefasta o nula negociación de este acuerdo y el hecho de que toda la oposición le culpe de la difícil situación económica, traerá como consecuencia que Fianna Fáil pierda toda su fuerza en el Dáil Éireann (Cámara baja del Parlamento).
Con la dimisión de su presidente y primer ministro, Brian Cowen, y tras verse obligado a convocar elecciones anticipadas, el partido nacionalista puso toda la carne en el asador escogiendo como nuevo líder y candidato a Micheál Martin. No obstante, no parece que su imagen fresca y carismática vaya a salvar a Fianna Fail del tortazo que le vaticinan los sondeos. Y es que, según avanzan los sondeos más pesimistas, podría pasar de los 78 escaños actuales a tan sólo trece.
La pregunta clave es dónde va a ir a parar esa fuga de votos. De hecho, uno de cada cinco irlandeses aún no ha decidido su papeleta. El electorado de Fianna Fáil más republicano y cercano a la clase trabajadora se decantará por el Sinn Fein, que podría duplicar sus escaños y llegar incluso a obtener trece (en la actualidad dispone de cinco). Sin embargo, parece que la mayor parte de los desencantados escogerán las papeletas de Fine Gael o los independientes, quienes podrían pasar de siete a 20 escaños. En la misma línea que Fianna Fáil, los exsocios de Gobierno, los Verdes, también sufrirán las consecuencias de la gestión de la situación económica e incluso podrían perder su representación parlamentaria. Hasta ahora eran la cuarta fuerza con seis escaños.
El partido laborista también se llevará parte del pastel. En cualquier caso, sus resultados no parece que vayan a ser todo lo excelentes que se imaginaban cuando se convocaron las elecciones. A pesar de todo, las encuestas dicen que podrían duplicar su representación en el Dáil e incrementar sus 20 escaños hasta cerca de 40.
La campaña electoral ha sido la más emocionante de los últimos años en la isla. En los últimos meses se han realizado decenas de encuestas de opinión y cada una de ellas ha concluido resultados diferentes.
Si parecía que en las semanas próximas al rescate los mayores beneficiados del desastre financiero iban a ser las sensibilidades más cercanas a la izquierda (los laboristas y el Sinn Fein), con el paso de los meses todo apunta a que será la derecha la que más tajada saque del fisco financiero.
Durante la campaña electoral, el líder de Fine Gael y futuro Taoiseach (primer ministro irlandés), Enda Kenny, se ha lucido en los debates televisivos, algo clave en las campañas modernas. Su formación, además, está llevando a cabo una eficaz estrategia mediática que ha incluido una reunión con la canciller alemana Angela Merkel.
En caso de que las predicciones no fallen y Fine Gael se acerque a los 83 escaños, Irlanda podría enfrentarse a uno de sus cambios políticos más importantes. Por un lado, por la histórica pérdida de votos del partido que ha ostentado el poder casi ininterrumpidamente desde que la isla logró parte de su independencia y, segundo, porque será la primera vez que Fine Gael pueda liderar el Gobierno en solitario. Desde 1927, la derecha conservadora ha gobernado siempre en coalición con los laboristas. Lo hizo en 1973-77, 1981 y en el periodo 1982-87.
RENEGOCIAR EL RESCATE
Todos proponen recuperar la soberanía perdida
El principal eje de la campaña está siendo la promesa de renegociar las condiciones del rescate financiero con Europa y el FMI. Todos los partidos están asegurando que modificarán lo acordado (especialmente en la tasa de interés) para devolver los 85 millones de euros que los organismos internacionales prestaron a Irlanda para que lanzase un salvavidas al sistema bancario.
Las formaciones aseguran que aún hay esperanza para recuperar poder de decisión, sobre todo para mantener el impuesto de sociedades en el 12,5%, el nivel más bajo de la zona euro. De todos modos, el comisario de la Unión Europea Olli Rehn advirtió esta semana de que, aunque se puedan cambiar algunas condiciones, llegue quien llegue al Gobierno Irlanda "no podrá adoptar ninguna decisión de manera unilateral".
En los últimos días, la mayor confrontación se ha escenificado entre Fine Gael y el partido laborista, quienes, con un Fianna Fail totalmente desgastado, se han centrado en atacarse mutuamente. A pesar de que reconocen que en caso de que formen coalición su relación no será nada tensa, sus programas para hacer frente a la crisis difieren en ciertas partes esenciales.
Por ejemplo, todas las medidas de Fine Gael van dirigidas a atajar el déficit recortando gasto e intentando no subir impuestos -aunque sí propone subir el impuesto del agua e incrementar las tasas educativas, por ejemplo-, mientras que los laboristas plantean renegociar las condiciones del rescate para no tener que reducir el déficit de manera tan drástica, no meter tanta tijera en el gasto e incrementar algunos impuestos se manera progresiva.
Además de en lo económico, los posibles socios de coalición también difieren en la legislación sobre el aborto, otro tema que, aunque a menor escala, también ha salido a debate después de que el pasado mes de diciembre el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenara a la República de Irlanda por haber prohibido abortar a una mujer cuya vida corría peligro.
En un país de fuerte tradición católica, la mayoría de los partidos irlandeses, con Fine Gael a su cabeza, rechazan modificar la restrictiva ley actual (permite el aborto sólo en caso de tres enfermedades), a diferencia del Partido Laborista, el cual plantea ampliar las situaciones en las que puedan practicarse abortos.