Bagdad. Por primera vez desde el inicio de la guerra, la madrugada del viernes no hubo Misa del Gallo en Irak. "Por razones de seguridad, las iglesias no tendrán ni guirnaldas ni decoración, y las misas se celebrarán a plena luz del día y con la mayor sobriedad", había anunciado el arzobispo Louis Sako. Y así fue. El temor provocó que las celebraciones transcurrieran en silencio, aunque sin incidentes que lamentar. En la mayor parte de las iglesias cristianas de Irak solo hubo breves plegarias, en lugar de las tradicionales misas navideñas de otros años. Los cristianos iraquíes celebraron ayer la Navidad con ceremonias reducidas y entre un fuerte dispositivo de seguridad, ante el temor a nuevos ataques como los que viene sufriendo la comunidad. También por seguridad, los oficios religiosos se celebraron la mañana de ayer y no en Nochebuena.

Los líderes de la Iglesia Católica en el país de mayoría musulmana instaron a los fieles a que tomasen muchas precauciones, a la vez que cancelaron oficialmente los grandes eventos públicos relacionados con la fiesta navideña. Sin embargo, algunas iglesias fueron capaces de celebrar de manera más abierta en las regiones autónomas kurdas, en el norte de Irak, a donde han huido muchos cristianos en busca de refugio. En Bagdad, en cambio, la Policía y el Ejército desplegaron efectivos en casi todos los templos cristianos e, incluso, la iglesia de Nuestra Señora de la Salvación fue rodeada por bloques de cemento. Los fieles acudieron a los centros de Bagdad, Basora, Mosul y Kirkuk a rezar por las víctimas cristianas de diversos ataques extremistas perpetrados durante este año. El más grave se produjo a finales de octubre, cuando terroristas islamistas asaltaron la catedral Sajjidat al Naya, en el barrio capitalino Karrade, y abrieron fuego indiscriminadamente, matando a 60 personas.

El Estado Islámico de Irak, grupo terrorista perteneciente a la red Al Qaeda, reiteró la semana pasada sus amenazas contra la comunidad cristiana. Entre sus exigencias está la liberación de un grupo de cristianos coptos que supuestamente fueron secuestrados tras haberse convertido al Islam en Egipto. También acusan a los cristianos iraquíes de proselitismo y fraternizar con las fuerzas de ocupación.

Mensaje del Papa Precisamente, el Papa Benedicto XVI hizo una mención especial a la situación de los cristianos en Irak y otras regiones conflictivas del mundo durante su tradicional discurso navideño pronunciado el viernes en Roma. "Mis pensamientos se dirigen de un modo especial al querido pueblo de Irak", dijo el Papa en su bendición Urbi et Orbi, en la que pidió "una solidaridad activa" con la comunidad cristiana en Irak y con la de Oriente Próximo. Retransmitido en directo por televisiones de todo el mundo, Benedicto XVI abogó por que el anuncio de la llegada de Jesús "alivie el dolor y conforte en las pruebas a los cristianos de Irak y en todo Oriente Próximo, dándoles aliento y esperanza para el futuro". El mensaje se produce en un año en el que miles de cristianos han huido del país árabe por la persecución que sufren por parte de radicales islámicos. Desde la invasión estadounidense de 2003, aproximadamente la mitad de los entonces 1,5 millones de cristianos iraquíes abandonaron el país por los frecuentes ataques islamistas, sin embargo, ningún año se habían tomado medidas de seguridad en Navidad como las de este año.

Muestras de solidaridad Los principales políticos iraquíes también mostraron ayer su solidaridad con la minoría cristiana. El presidente Yalal Talabani, kurdo musulmán, declaró en un mensaje navideño que todos los iraquíes "están junto a las familias de los mártires cristianos". Asimismo, el primer ministro, Nuri al Maliki, expresó su solidaridad con los cristianos y los exhortó a permanecer en el país. "Los intentos de eliminar a los cristianos de su país y de su tierra constituyen un gran crimen contra la unidad nacional", señaló a través de un comunicado. "Los iraquíes no queremos que se detenga el sonido de las campanas de las iglesias" indicó, por su parte, el presidente del Parlamento, Osama Al Nujaifi. En un acto simbólico, el presidente del partido chiita Consejo Supremo Islámico, Ammar al Hakim, rezó junto con el jefe de la Iglesia Caldea en Irak, cardenal Emanuel Dali, en un templo del barrio bagdadí de Mansur.