roma. Massimo Tartaglia, el hombre que agredió a Silvio Berlusconi al término de un mitin este domingo en Milán, aseguró ayer que actuó "en solitario" y que no es el "asesino de nadie". Tartaglia, de 42 años y que desde hace diez se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico, así lo aseguró a los investigadores, según fuentes penitencirias referidas por los medios de comunicación italianos. Recibió atención médica en el Hospital Policlínico de Milán hasta el año 2003. El agresor de Berlusconi permanece actualmente aislado en la cárcel de "San Vittore", de Milán, adonde fue trasladado tras atacar al mandatario con una reproducción en miniatura del Duomo (catedral) de la capital lombarda y que le causó heridas en el rostro, que obligaron a su hospitaliación.
Tartaglia admitió ante el fiscal, al ser interrogado tras la agresión, que había actuado debido a una fuerte aversión por las políticas del partido del Pueblo de la Libertad, liderado por Berlusconi, y por las del primer ministro, según las mismas fuentes.
El agresor relató a los investigadores que asistió al mitin de Berlusconi pero se fue antes de que acabara porque no estaba de acuerdo con sus afirmaciones. Sin embargo, mientras se dirigía al metro en la plaza del Duomo vio como un grupo de personas protestaban en contra de Berlusconi, momento en el que retrocedió y le lanzó el souvenir.
El hombre no tenía antecedentes penales y sus familiares aseguraron que en el pasado no había llevado a cabo ningún acto similar. Sí confirmaron, en cambio, que se hallaba bajo tratamiento psiquiátrico desde hacía tiempo.
"la familia no odia a berlusconi" Tartaglia trabaja en la empresa de su padre y aparentemente llevaba una vida normal, según explicaron algunos de sus vecinos a los medios de comunicación. Precisamente ayer el padre del presunto agresor defendió a su hijo argumentando que es "una persona psicológicmente inestable que nunca ha hecho daño a nadie", al tiempo que reconoció que, aunque votantes de izquierdas, en su familia nadie profesa "odio" hacia Il Cavaliere. "Mi hijo, mi familia, siempre hemos votado al PD (Partido Democrático, una formación de centro izquierda), pero ninguno de nosotros siente odio por Berlusconi", afirmó Alessandro Tartaglia.
Según la versión de su padre, Massimo, de 42 años, abandonó la residencia familiar el pasado día 11 alegando que iba a pasar unos días a casa de un amigo y que no sabía cuándo regresaría.