Los estudios de mercado confirman lo obvio al detectar un intenso descenso en las inversiones en el mantenimiento de los vehículos. Los servicios técnicos padecen los efectos de la crisis y sufren una considerable pérdida de actividad. Empresas y particulares han reducido de manera drástica los desembolsos destinados al cuidado de sus vehículos. Más por falta de recursos que de información, las operaciones se ajustan a lo estrictamente imprescindible o se aplazan sine die. Esta situación, que compromete seriamente la seguridad vial, se plasma de manera elocuente en el sector del neumático: en los últimos años ha ido empeorando paulatinamente el estado general de estos componentes determinantes para los vehículos. Entre 2003 y 2007, el número de vehículos implicados en accidentes que presentaba anomalías en los neumáticos se redujo a menos de un tercio. Sin embargo, entre 2007y 2009, esa cifra aumentó un 12%. Las empresas del ramo lanzan la voz de alarma. Lo hacen no solo preocupadas por el impacto negativo que este mantenimiento negligente produce en su cuenta de resultados. También insisten en demostrar que esa falta de unas mínimas atenciones al coche puede comportar un alto coste en vidas humanas al incrementar la siniestralidad. La teoría dice que resulta esencial procurar un correcto cuidado a los neumáticos, no en vano son las piezas encargadas de trasmitir el movimiento. Cerciorarse periódicamente de su buen estado ?relieve y presión correctos? garantiza su efectividad. La ausencia de dichas tenciones compromete la seguridad y acorta su duración. Por otro lado, unos neumáticos adecuados y en perfecto orden de revista propician controlar el consumo de combustible y, en consecuencia, ayudan a reducir las emisiones contaminantes. Los estudios sobre seguridad vial en los que participan fabricantes de estos componentes junto con otros organismos y entidades arrojan datos preocupantes. El reciente informe “Neumáticos y seguridad: accidentes de tráfico en España relacionados con los neumáticos”, elaborado por FESVIAL y Michelin a partir de datos de la Dirección General de Tráfico, revela que, de los 1.757 accidentes con víctimas en carretera achacables a fallos del vehículo, el 55% se debió a defectos en los neumáticos. Aunque sólo el 1% de los accidentes es causado por el estado de los neumáticos, sin embargo, la gravedad de estos siniestros es mucho mayor ya que la proporción de víctimas mortales casi triplica la media global. El accidente más común cuandose llevan ruedas deterioradas es la salida de la vía por pinchazo o reventón. Además, más de la mitad de esos siniestros se produce en vías rápidas. La estadística detecta también que los sufren más los conductores jóvenes, de menos de 25 años, habitualmente en situación económica más precaria. El 65% de los automóviles implicados supera los diez años de antigüedad, situación en la que se encuentra hoy la mitad del parque hispano. En el 60% de los accidentes achacables a deficiencias de los neumáticos únicamente se ve implicado el vehículo siniestrado; es lo que se denomina “accidente solitario”. Para 2030 el número de vehículos en circulación se habrá duplicado y superará los 1.600 millones. Cada año 1,3 millones de personas en todo el mundo perecen en la carretera. Si usuarios, autoridades públicas y organizaciones privadas no lo remedian, los accidentes de tráfico serán entonces la quinta causa de mortalidad; la primera entre los jóvenes.