En Mugello, donde curiosamente logró su primera victoria en el Campeonato del Mundo, allá por 2010, Marc Márquez se bajó de la moto para afrontar un parón indefinido. Pasará por el quirófano para intervenirse de su húmero derecho por cuarta vez. Lo hizo desolado, bajándose la visera del casco en la vuelta de honor, después de firmar una meritoria décima posición, que es meritoria una vez conocidos los problemas que padece a la hora de pilotar. Dice que volverá en 2023, sin prisas por acelerar su recuperación, porque la pasión supera cualquier otro argumento para colgar el mono.
Mientras tanto, seguirán brillando las oportunidades para las nuevas generaciones, como Fabio Quartararo, que en el Gran Premio de Italia amplió su ventaja en el liderato de los 4 a los 8 puntos tras firmar una segunda posición que sabe a gloria visto el potencial de las Ducati, que ocupaban cuatro de las cinco primeras posiciones de la parrilla de salida; de hecho una Ducati firmó un nuevo récord de velocidad punta en la categoría reina, 363 kilómetros por hora registrados por la montura de Jorge Martín. Mugello se reafirma como el Templo de la Velocidad.
Francesco Bagnaia, otro representante de la talentosa nueva hornada de pilotos de MotoGP, se alzó en lo más alto del podio tras sacar a relucir su mejor versión para alimentar sus esperanzas de luchar por un título que está lejano -actualmente a 41 puntos-, pero que con doce carreras por delante y con actuaciones como la acontecida podría llegar a disputar.
Pecco, quinto en la salida, descendió hasta la novena plaza para escalar a lo más alto en la novena vueltaPecco. Desde ese momento, con pista libre, imprimió un ritmo que le concedió alrededor de un segundo de ventaja sobre un excelso Quartararo, quien aseguró haber completado “la mejor carrera de mi vida”. Y es que su Yamaha se encontraba en clara desventaja de velocidad. Además el francés renunció al nuevo modelo de carenado que se había probado en Mugello, por lo que la evolución no es la esperada. El bueno de Quartararo se defendió con un genial paso por curva. Su finura sobre la máquina es envidiable.
Aleix Espargaró consiguió su quinto podio consecutivo. Sigue reescribiendo la historia de Aprilia. Si bien, pese a la tercera plaza el catalán ambicionó más porque se siente en disposición de pelear por la corona a sus 32 años. “Acepto el podio, pero quería más”, admitió El Capitán, que tuvo que fajarse con los pilotos del equipo de Valentino Rossi para pisar el cajón. Y es que Marco Bezzecchi y Luca Marini pusieron alto el listón desde los compases inaugurales, cuando coparon la cabeza de carrera de manera sorprendente. Los estimulados italianos cumplieron en su tierra.
Si bien, Fabio Di Giannantonio, el inesperado poleman paulatinamente hasta terminar en la undécima posición, alejado de las expectativas que fabricó el sábado. Su compañero de equipo, Enea Bastianini se fue al suelo en el giro 14, difuminando sus posibilidades de reinar en MotoGP. La Bestia estaba a solo 8 puntos del liderato de Quartararo y ahora aparece a 28. Su deber, como el de Bagnaia, es la regularidad.
En este sentido, todo fue de perlas para Quartararo, que además vio cómo Álex Rins y Joan Mir prosiguieron con sus encrucijadas. Ambos se cayeron, dando continuidad a las malas noticias que acechan a Suzuki desde que anunciara su abandono de MotoGP al término de la temporada. Hoy por hoy, Aleix es su gran amenaza, afincado a solo 8 puntos de distancia y ante la visita a Montmeló, el hogar de El Capitán.