Sigue dando mucho de sí el caso del robo del Louvre. Nos ha tenido entretenidos estos días la foto de la agencia Associated Press en la que aparecen varios gendarmes bloqueando la entrada al museo horas después del robo. En la parte derecha de la imagen, un hombre, sombrero Fedora, el ala echada sobre la mirada. Traje con chaleco, camisa blanca y corbata azul, abrigo oscuro. En la mano derecha, un paraguas de cuadros. La mano izquierda, en el bolsillo del pantalón. Dos de los tres gendarmes le miran. Tres, dos, uno... debate en redes sociales. Desde la teoría de que estábamos ante un detective encargado de investigar el robo al más puro estilo Hercules Poirot o Sherlock Holmes –The Washington Post alimentaba el asunto preguntándose con humor si no sería el inspector Clouseau– hasta quienes no se creían la fotografía, demasiado buena para ser verdad. Hasta el punto de que el fotógrafo ha desmentido públicamente que la imagen fuera generada con Inteligencia Artificial. Incluso parece que la Fiscalía de París se sumó a la broma con un mensaje dirigido a AP: “Preferimos mantener el misterio vivo ;)”. A mí me hubiese molado que el tipo fuera una especie de Sam Spade en busca de su halcón maltés, pero el fotógrafo asegura que simplemente vio a aquel hombre elegantemente vestido pasando por allí y disparó. Solo un hombre que pasaba por allí.