Te pones a leer noticias y es como viajar en la máquina del tiempo: tan pronto hasta dado un salto con doble tirabuzón a un futuro generalmente aún más distópico que el presente que se nos está quedando, como te das una vuelta por un pasado que creías remoto pero no. En el espacio, hoy viajamos a Países Bajos. En el tiempo, ya digo, un presente tirando a siglo XVI. Resulta que existe en Países Bajos un partido, el Partido Político Reformado –muy fan del nombre, no puedo evitar pensar en los Monty Python– o SGP. Lo de Reformado, no obstante, es menos vacuo de lo que parece, y es que este partido se define como calvinista ortodoxo. Una vez más, lo de al César lo que es del César a tomar por saco, con lo facilito que parece. Y resulta que este partido, año 2025, no ha incluido a ninguna mujer en sus listas a las próximas elecciones de octubre. ¿Por qué? Sencillo: no es nuestra vocación votar o participar en política. Respiremos. Este partido tiene 30.000 afiliados y tres escaños de 150 en el Parlamento neerlandés. Que las mujeres puedan votar es, a su juicio, una manifestación de “afán revolucionario de emancipación contrario a su vocación”. ¿Y por qué es contrario a nuestra vocación? Pues obvio: “Porque Eva fue creada después de Adán”. Poco afán revolucionario de emancipación tenemos para lo que aguantamos.