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Mesa de Redacción

Miren Ibáñez

El concesionario de Trump

En enero las ventas de Tesla se redujeron un 45% en la UE, según la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) y en febrero llegaron a caer un 76% en Alemania, un 27% en Francia, un 54% en Italia o un 10% en España. En China, principal mercado de la marca de Elon Musk fuera de Estados Unidos –qué paradojas tiene la vida–, el desplome de sus ventas en febrero respecto a febrero de 2024 fue del 50%. En Australia, sus ventas cayeron entre enero y febrero un 65%. Sus acciones se han depreciado un 30% solo en febrero. ¿Una venganza cósmico-capitalista contra un tecnogurú multimillonario que lleva dos meses jugando a gobernar el mundo a ritmo pseudofascistoide? Sería muy poético, pero no seamos tan optimistas porque, a fin de cuentas, a Musk de forma indirecta lo han puesto donde le han puesto unos cuantos millones de votantes estadounidenses. Dicen los que saben que el mercado puede estar a la espera de la versión renovada del Model Y. Pero nadie nos quitará la imagen de la Casa Blanca convertida en concesionario, con Donald Trump, ferviente negacionista del cambio climático y detractor del vehículo eléctrico, intentando vendernos un coche. “Voy a comprar mañana por la mañana un nuevo Tesla”, dijo hace unos días. Y un huevo duro que, por cierto, siguen por las nubes –los huevos– en EEUU.