Están los viejillos de nuestro amado templo del cortado mañanero con el sable entre los dientes. Defienden tres ideas fundamentales. La primera, que no han cobrado esta semana ninguna extra navideña otorgada graciosamente por la Seguridad Social, que eso es parte de su sueldo silver, se lo paguen en 12 o en 14 pagas. La segunda, que cada céntimo lo sudaron ellos en tiempos y lo siguen haciendo, sobre todo los que se dedican a la crianza de los nietos por la cara. Y la tercera, que no nos van a invitar al resto ni al agua del grifo, por mucho que a alguno se le salgan los billetes de la cartera después de haber pasado por la caja. Aún así, nosotros ponemos ojitos para ver si alguien se estira. Pero están de que no. Aducen la carestía de la vida, el gasto de final de año que les viene, el pago de la calefacción... Sospechamos que alguno nos miente. Dos de los aitites han renovado txapela; otro pidió el martes el tinto diario de botella de reserva; y uno de los más veteranos del lugar, cada vez que entra en el bar y llega a la barra, hace como que se seca el sudor de la frente con un billete de 10. El que está como un chiquillo con zapatos nuevos es nuestro amado escanciador de café y otras sustancias. Por lo menos le hemos convencido de que grite en castellano lo de ¡Enseñame la pasta!, que el inglés se le da fatal.
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