No hace tanto que acabaron las ligas de fútbol y baloncesto y nos hallamos inmersos en un verano traspasado por la vorágine deportiva. Tras un mes de fútbol europeo se afronta la final de la Eurocopa de fútbol mientras los dos mejores ciclistas de los últimos tiempos luchan por hacerse con el maillot amarillo del Tour de Francia. En Wimbledon un nuevo tenista volverá a poner su nombre en la historia del tenis. Motos y coches han mantenido encendidos sus motores en la lucha por los campeonatos del mundo y todavía tenemos por delante uno de los mayores acontecimientos del deporte: unos Juegos Olímpicos en París. Los mejores atletas del mundo lucharán por la gloria olímpica. El Alavés ya entrena para encarar otra exigente temporada en Primera y atentos a la plantilla que pueda liderar Pablo Laso en su ilusionante vuelta a casa. Con todo este cóctel polideportivo, el trantrán del estío, los horarios que se diluyen, las cañas en una terraza, las fiestas, las vacaciones... A los políticos también se les oye menos, se turnan para mantener el balón en juego pero sin grandes high lights. Lo tenemos fácil para pasar un par de meses mirando un poco más de lejos los problemas que seguirán ocupando portadas en septiembre. Una desconexión casi necesaria para seguir la actualidad informativa.