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Mesa de Redacción

Aitor Álvarez

Caracoles

Se dice que los caracoles de tierra pueden dormir entre 10 y 14 veces al día. Duermen según les venga en gana o si ven que la humedad empieza a escasear. Al caminar por Laguardia es posible verlos escondidos en sus caparazones, en las aceras y en los arbustos, sin que uno pueda saber con qué están soñando. En esas mismas aceras, el 23 y 24 de junio se pueden ver montones de turistas paseando, comentando en muchos idiomas lo que están viendo en las fiestas de San Juan: los gigantes, los dantzaris, las vaquillas corriendo… La mayoría han planeado con meses de antelación su estancia. Les oigo hablar sobre sus planes y compruebo que tienen sus vacaciones planificadas al milímetro. También veo que van algo agobiados de un lado a otro, de ciudad en ciudad, de avión en avión, para no perderse nada. Es cierto que a quien madruga Dios le ayuda, pero esta obsesión –a menudo autoimpuesta– por rentabilizar cada segundo de nuestro ocio no parece muy sana. No llegamos a todo y eso nos frustra. El mundo está lleno de maravillas que descubrir y experiencias que vivir, pero se pierde la sorpresa, la improvisación, si no podemos parar un momento mientras andamos y pensar: ¿Con qué sueñan los caracoles?