zuia e Ibaiondo han acogido durante estos últimos fines de semana sendos 3x3 de baloncesto. Para matar el gusanillo y saciar su sed de baloncesto cuando la temporada ya ha finalizado, mi hija y sus compañeras de equipo se apuntaron por primera vez a ambos torneos con el lógico deseo de ganar pero, por encima de todo, pasar un rato divertido. Las normas marcaban de antemano que existía la posibilidad de que tuvieran que enfrentarse a niños de su edad, o incluso mayores, al tratarse de un torneo mixto, por lo que tocó asumir este hecho con cierta resignación. En Zuia cayeron en la final ante un rival en el que un único jugador, disfrazado de Michael Jordan, consiguió los 15 puntos del triunfo sin casi atreverse a pasar el balón a sus compañeros. Eso no fue lo más noticioso, sino los amiguetes fuera de la cancha restregando todas sus canastas y creando un ambiente como si se tratara de la mismísima final de la Euroliga. En Ibaiondo también se jaleó desde la grada algún tapón por parte de los padres sin reparar en la diferencia de centímetros y fuerza de los dos equipos. A la postre, escenas desagradables y comportamientos censurables que se suman a otros tristes episodios del deporte escolar. Desde luego, no hay receta institucional que erradique tanta mediocridad en las gradas.