En nuestro querido templo del cortado mañanero, uno nunca sabe qué es peor, si que los viejillos discutan o que se pongan todos de acuerdo. De hecho, esta última opción suele terminar con el resto temblando ante la posibilidad real de la llegada del apocalipsis. El otro día vivimos uno de esos momentos. Ante el calendario presente y futuro, los abueletes están hasta arriba de la txapela tanto de la turra navideña mundial como de la turra electoral vasca. Así que han decidido unir ambas para exigir, mediante mandato legal, que solo se pueda hablar de lo primero desde, como mucho, el 22 de diciembre hasta el 6 de enero, y de lo segundo, solo los días pares de lunes a viernes, pero única y exclusivamente en horario comercial, que total, lo de los políticos también es vender. Para quien se salte las reglas, los aitites no quieren ni multas económicas, ni reprimendas públicas, ni mandar a nadie al rincón de pensar, como hace alguno de ellos con los nietos. La intención, y quieren que figure así en el texto que se apruebe, es recuperar el machete de Vitoria sobre el que se juraba el cumplimiento de los fueros bajo amenaza de sufrir las consecuencias en caso de incurrir en alguna de las turras mencionadas. Hasta a nuestro amado escanciador de café y otras sustancias no le ha parecido mal.