Como a un Cristo dos pistolas. Más o menos, y sin exagerar demasiado, contemplar a los prebostes del PP nacional apelar estos días pasados a los valores democráticos frente a los que han calificado como golpistas y acusar de corruptos a quienes solo cumplen con preceptos constitucionales (todos menos populares y Vox, según parece) no cuadra con el pasado reciente y con los intereses ya juzgados y condenados de la formación conservadora y de alguno de sus apellidos más reputados. Supongo que los responsables de las estrategias políticas de partidos como los citados consideran que ya todo vale, independientemente de lo que se dice sea mentira o, al menos, una verdad retorcida hasta quedar desfigurada. Al final, dará igual, porque hay un número muy importante de adeptos que comprarán los conceptos que salgan desde el púlpito sean estos lo que sean, sin posibilidad de reflexión ni empatía. Desde esta pequeña atalaya me permito envidiar otra época, mucho más compleja que esta en lo social y en lo económico, pero que reunió a gente honesta en los puestos más complicados de representación institucional en los que se primaba el bien común. Hoy, desgraciadamente, solo hay un bien, el propio de cada uno. Para el resto, cuanto peor, mejor.