Ufff... Acabo de ver al señor Santiago Abascal, sí, al que figura como preboste de Vox, esgrimiendo la Constitución española para denunciar a Pedro Sánchez ante el Tribunal Supremo por una retahíla de maldades, toda ellas, derivadas del normal juego de mayorías. Cuando todavía estaba recuperándome del soponcio, Cuca Gamarra deslegitimaba una vez más el peso de la mayoría parlamentaria lograda por el PSOE junto a sus socios, pidiendo, perdón, exigiendo, elecciones para arreglar el desaguisado en el que, según su impoluto criterio democrático, se está metiendo España al no ser gobernada por los hombres y mujeres de bien del Partido Popular, única formación que, al parecer, está en posesión de la verdad única. ¿Les suena? Sí, parece que las formaciones conservadoras y ultramontanas no aceptan de ningún grado que otros gobiernen un país, Estado, nación, conglomerado de taifas o lo que ustedes consideren, que creen suyos y de sus amigos y socios industriales. Parece que los citados han heredado el gen dominante de aquel bisabuelo franquista, que vía guerra y represión, logró pacificar a esa que se dice una, grande y libre. En fin que, sin desmerecer al resto, que alguno hay al que dar de comer aparte, todo esto me produce una pereza democrática de campeonato. Qué cruz.
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