Mendizorroza cumplió 99 años el pasado jueves. La casa del alavesismo está a las puertas de su centenario como morada del Deportivo Alavés y acusa los achaques de la edad. A lo largo de su vida ha sido reformada en varias ocasiones, la última y más relevante en 1999, pero ahora se le acumulan las mejoras pendientes. En 2016 la actual propiedad del club presentaba un ambicioso proyecto de nuevo estadio para 32.000 espectadores que duerme en el cajón. Con una pandemia de por medio y cierto tira y afloja entre el propietario del campo, el Ayuntamiento, y el inquilino, el Alavés, no ha habido novedades al respecto más allá de algún globo sonda. Mientras tanto, los aficionados que acuden a animar al Glorioso en cada partido sufren en silencio las penurias de un hogar que tiene reparaciones urgentes que acometer. En su momento, se llegó a hablar incluso de riesgos estructurales para justificar la necesidad de impulsar el proyecto de un nuevo coliseo albiazul. Nada se ha vuelto a oír del asunto. El contrato de cesión de uso de la instalación al club concluye en julio y es previsible que la reforma o la construcción de un nuevo Mendizorroza volverá entonces a la actualidad. Pero parece que nadie abordará el asunto antes de las elecciones. ¿O sí?