Palabra de Walt Disney: no son los días lo que recordamos, sino los momentos. De las casi 2.800 jornadas como alcalde de esta gloriosa ciudad hasta la fecha, uno de los recuerdos que Gorka Urtaran guardará seguro en la retina será el preciso instante en el que hace unas horas conoció oficialmente la abstención de Elkarrekin Gasteiz para clausurar su ejecutoria de ocho años como primer edil con los últimos Presupuestos aprobados, un pleno de Cuentas actualizadas cada año en su segundo y definitivo mandato. Todo un hito para Urtaran, que además cierra el círculo de su acceso a la Alcaldía aquel agitado 13 de junio de 2015 gracias a Podemos e Irabazi, aunque entonces también merced a EH Bildu. 

La aprobación de los Presupuestos resulta por tanto una gran noticia para la productiva cogobernanza entre PNV y PSE, pero sobremanera para la sociedad gasteiztarra cuyos intereses ha priorizado la coalición morada, anteponiéndolos a la tentación partidista. Una actitud digna de elogio, pues su plácet se cifra en 3,2 millones de un Presupuesto que supera los 430, ni un 1% del total. Haciendo virtud propia de la necesidad ciudadana, Elkarrekin se suma a unas Cuentas con un récord inversor de 79 millones, que aumentan el gasto corriente un 15% tras ingresar un 17% más, y que prevén una deuda viva a finales de 2023 de 86 millones cuando acabó 2015 en 101. Un proyecto basado en el rigor económico, la neutralidad climática en esa transición verde y la calidad de los servicios públicos que Elkarrekin apuntala haciendo énfasis por ejemplo en el escudo social, la recuperación económica sostenible y el combate contra la violencia machista. 

Este momento presupuestario de vino y rosas se contrapone sin embargo con el lío del tranvía a Zabalgana, sobre el que las partes tienen clavadas sus espinas particulares. El alcalde descarta de plano que atraviese la calle Pintor Díaz de Olano, mientras el consejero Arriola rechaza las alternativas municipales de la Avenida de Gasteiz-puente azul-Teodoro Dublang y Abendaño-Teodoro Dublang-Zabalgana por comprometer el soterramiento del tren. Además de que el Gobierno Vasco se niega al menos de salida a que el metro ligero llegue hasta el polígono de Jundiz tras pasar por Mercedes, alegando el retraso en la ejecución que conllevaría. Argumento este que esgrime para que se acometa en paralelo un estudio sobre las afecciones al tráfico en Lovaina, a cuenta del Consistorio si lo ve necesario. Como parece que la razón está muy repartida, lo que procede es que se imponga la lógica técnica. Igual que con la revisión de las cocheras en el Sur.  

Y todo desde el ánimo de consenso que inspira la acción concertada para atajar el desbordamiento del río Zadorra, con Ayuntamiento, Diputación, Gobierno y CHE al alimón como ayer se pudo comprobar al anunciarse 7 millones para las obras de defensa de Gobeo a Crispijana. Por qué no entenderse, si como dejó escrito Neruda “es tan corto el amor y tan largo el olvido”.