a situación en Ucrania es mejor ahora mismo que la del PP porque allí no hay armamento nuclear", dijo José María Aznar el jueves, en pleno estallido de la crisis Casado vs. Ayuso. Como metáfora, habrá que admitir que puede ser inoportuna pero descriptiva. La guerra en el PP tiene tantas capas y es tan vertiginosa que resulta difícil no sospechar que detrás de cada acontecimiento se esconde una trampa. El estallido fue tan surrealista como conocido: fuego amigo. Esto es política. Mariano Rajoy acuñó aquello de "¡joder, qué tropa!" en plena refriega Aguirre-Ruiz-Gallardón. Las primeras horas fueron las de la guerra del relato, la denuncia de irregularidades contra la denuncia de espionaje. Gana el segundo por ahora. Apenas 48 horas después, Casado replegaba la artillería tras una reunión secreta de los dos contendientes, un movimiento epatante que corre paralelo al goteo de nuevas informaciones sobre los contratos del hermano de Ayuso. Y reaparece Núñez Feijóo, el que siempre parece llamado a sucesor pero que nunca da el paso. El foco se fija en un eventual congreso y en si Casado puede llegar a vivir en sus carnes la defenestración interna que sufrió Pedro Sánchez. Y puede ir camino de ello. Sí, como escribió Shakespeare, cuanto más cercanos son los puñales, más sangrientos.