ay que decirlo. Tras la reapertura de nuestro amado templo del cortado mañanero, el ambiente en el local está más cargado que en un fumadero de opio. El espíritu alegre de esas fechas se ha quedado en una esquina de la barra -sentado y con mascarilla- apurando una botella de whisky del malo. Los viejillos están para pocas leches, pero nada comparable a nuestro querido escanciador de café y otras sustancias, al que se le está poniendo una cara de Rambo cuando se llevaba bien con los talibanes de aupa el Erandio. Si no quieres ver la llegada de 2021, solo tienes que entrar al bar y preguntar por los planes que cada uno tiene para Navidad. Bueno, y si te va vivir en tus propias carnes el gore pre mortem, solo tienes que apuntar lo bien que lo están haciendo las autoridades pertinentes con respecto al bicho, lo claras que están siendo sobre sus planes para el cambio de año, y la seguridad y confianza que transmiten a la ciudadanía cada vez que hablan. Riéte tú de Payasos asesinos del espacio exterior. Claro, a uno de los esporádicos se le ocurrió el otro día entrar silbando aquello de pero mira cómo beben los peces en el río con la sonrisa puesta y casi me lo mandan a Belén, pero de verdad y del primer sopapo. La salud física no sé, pero la del espíritu parece que está cada vez peor.
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