La esperanza de vida de un gato doméstico se calcula entre los 12 y los 18 años. En el caso de los silvestres es mucho menor al carecer de los cuidados básicos que se les da en el hogar familiar. La de los humanos abarca una horquilla que va de los 76 a los 86 años. El desarrollo de cada especie es distinta, no son paralelas, por lo que calcular que un año de gato equivale más o menos a 7 años humanos. Es un error. Entonces, ¿cómo hacer la comparativa?
No es sencillo hacer la equivalencia ya que hay una serie de factores que hace que el desarrollo y el crecimiento de humanos y gatos no sea similar ya que llevan diferentes ritmos. Un gato de un año se encuentra más desarrollado que un niño de esa misma edad cronológica, incluso más que uno de 7 años siguiendo la teoría de un año gatuno por siete humanos.
¿Cómo comparar las edades?
Según diversos estudios que recogen los técnicos de la empresa Purina, por el desarrollo alcanzado por un gato de un año, este equivaldría al de un adolescente humano de 15 años. Cuando alcance los 2 años, la madurez sería la de un joven de 25 años. A partir de aquí, este gato adulto ralentizaría su desarrollo y si su primer año son 15 años humanos, y el segundo 10, a partir del tercero cada año sería solo 4. Por lo que un gato de siete años equivaldría a un adulto de 45 años.
De esta forma, en la web de Santé Vet, se identifican seis etapas en la vida de un gato. La primera, la de cachorro, sería desde recién nacidos hasta los siete meses de edad. La segunda, el gato joven va desde los ocho meses hasta los dos años. Un gato adulto es el que tiene entre 3 y 7 años, mientras que se le considera un gato maduro cuando cumple 8 años y llega a los 10. A partir de los 11 años y hasta los 14 se encontraría en la etapa de adulto mayor o sénior. A partir de los 15 años se le considera geronte.
En años humanos, los 8 años del gato son 49 años humanos, los 11 equivaldrían a 62, y los 15 corresponden más o menos a una persona de 78 años.
Con esta comparativa es más fácil para el humano que viva con un gato ponerse en su situación y se consciente de que sus necesidades y cuidados va cambiando como cambian las de los humanos. A esto hay que añadir qué vida han llevado ya que unas condiciones de vida malas o duras antes de llegar a nuestra casa pueden acortar su esperanza de vida y acelerar el proceso de envejecimiento.
Así se puede calcular la edad del gato
Aunque se puede hacer esta conversión, esta traducción de años de gatos a años humanos para entender las edades de los felinos, lo importante es saber qué edad tiene nuestro compañero de piso para darle en cada momento los cuidados más acordes con su situación.
Si conocemos su historial, si lo tenemos desde cachorro, esto no supone un problema. Pero si lo hemos adoptado de un centro de acogida o lo hemos recogido directamente de la calle, el tema se complica un poco.
Lo normal es llevarlo al veterinario para un examen en profundidad y ponerle el chip identificador así como las vacunas pertinentes. Será el profesional sanitario el que haga una estimación, un cálculo más preciso en función de su estado de desarrollo.
Pero, ¿en que se fija?
Un elemento muy revelador, y que también sirve para otros animales son los dientes. Así, los primeros dientes de un gatito aparecen entre las dos y las cuatro semanas de vida; que a partir de los cuatro meses y hasta los siete cambia por los definitivos. Pasará de tener 26 dientes a 30.
Si se le ve sarro en algunos dientes puede que tenga entre uno o dos años, mientras que si aparece en todos puede estar entre los 3 y los 5 años. Si se ven huecos en la dentadura, puede haber llegado, o superado, los 10 años.
Otros signos
También se puede prestar atención a otros detalles que complementan la información. Los ojos pueden dar más pistas. Un iris liso o uno más rugoso puede indicar un gato joven o uno mayor. Si hay lagrimeo o alguna secreción, o se comprueba que se empiezan a nublar puede tenerse muy claro que el gato ha pasado de los 10 años.
Los músculos, su definición, tono y firmeza puede dar también alguna indicaciones. Los jóvenes, más activos, los ejercitan con asiduidad, por lo que se verán más marcados y firmes. A medida que el gato vaya cumpliendo años se vuelve más sedentario, y los músculos pierden tono y también volumen. Los gatos mayores pueden ser más huesudos, con la piel colgante y les sobresalen los omóplatos.
Con la edad, el pelo de un gato cambia, pasando del fino y suave, casi pelusa de los cachorros a uno más grueso y áspero de los adultos, a los que también les crecen las canas a medida que envejecen.