HOY, 25 de julio, santo patrón de España, marca la cuenta atrás para una nada descartable repetición electoral en Catalunya. Queda exactamente un mes para que se active automáticamente la disolución del Parlament casi sin estrenar y se llame nuevamente a las urnas. 

“El 25 de agosto está muy lejos”, proclamó Carles Puigdemont cuando anunció, no solo que no renunciaba a la investidura pese a no tener escaños suficientes, sino que su candidatura era la única “coherente”, expresión literal. Ahora, sin embargo, la fecha tope está a una hoja de calendario y el president todavía expatriado está en la misma situación que cuando pronunció la frase.

Y se notó la premura que ya les ha entrado a los postconvergentes anteayer en el Congreso de los Diputados, cuando Junts tumbó la reforma de la ley de Extranjería y, de propina, la senda de déficit, dejando los presupuestos de Pedro Sánchez en el limbo. Fue el primer aviso: si Illa no se retira, caerá la legislatura en Madrid.

El precio de ERC

Aunque, como ya escribí aquí mismo, hayamos visto a Sánchez entregando lo que parecía increíble, nadie imagina que se vaya a sacrificar la posibilidad de volver al Govern. ¿Y es posible imaginar a Puigdemont dejando caer a Sánchez o, lo que es lo mismo, dejando Moncloa a huevo de PP y Vox? Francamente, yo sí lo veo.

En el otro flanco, tampoco ERC reduce su presión para apoyar la investidura de Illa. Y aquí, el plazo es todavía más corto. Si antes del día 31 los socialistas no se comprometen a otorgar la soberanía fiscal plena a Catalunya, los republicanos se levantarán “respetuosamente de la mesa”. Tal cual lo escribieron en La Vanguardia los cinco integrantes del equipo negociador de los republicanos.

Lo cierto es que, jugándose lo que se juegan los provisionalmente liderados por Marta Rovira si entregan el Govern a un partido no soberanista, es lógico que pongan un precio muy alto para justificar su salto al vacío.

Mientras corre el reloj, Pedro Sánchez corrió ayer a Catalunya para engrasar la negociación reuniéndose con el president en funciones, Pere Aragonès, que ahora mismo no parece que sea la persona con más predicamento en Esquerra. Continuará.