No está al alcance del común de los mortales atizarse las casi diez horas de un pleno tutifrutti como el de ayer en el Congreso de los Diputados. Esa es la suerte de muchos de los que moran por allí, pues sus trapisondas nada éticas a la hora de ejercer la representación popular pasan desapercibidas para quienes con su voto (a veces, también con su abstención) los han puesto ahí.

Empecemos, por lo que ya está amortizado desde hace un mes, el pacto entre el PSOE y PP para repartirse los miembros del futuro Consejo General del Poder Judicial. Por supuesto, lo acordado por las formaciones del viejo turnismo fue a misa.

Por la cuenta que les traía a unos y otros, y para cabreo de los habituales aliados de la parte socialista del gobierno, las huestes de Génova y Ferraz votaron al unísono, sumando una de esas mayorías que hace varias legislaturas no se estilan en la madrileña Carrera de San Jerónimo.

Y Junts, con el PP

El impepinable desenlace no evitó que en el debate previo los firmantes del acuerdo se mentaran la madre cosa fina. O más que la madre la esposa, y principalmente una, la del presidente del Gobierno español, a la que el portavoz popular, Miguel Tellado, mentó como dos millones de veces en su intervención.

Y desde la bancada de enfrente, la misma retahíla contraargumentativa, con el fango, Fariña, la foto de Feijóo con ese narco del que usted me habla y las pinceladas de rigor sobre el maromo de Isabel Díaz Ayuso. De propina, acusaciones de lawfare a tutiplén, como si el portavoz Patxi López hubiera sido ajeno a cuatro decenios de actuaciones judiciales a la carta contra según qué malvados.

Pero, recapitulando, a la hora de apretar el botón, PSOE y PP se retrataron en presunta alianza contra natura. Claro que esa concurrencia de votos de opuestos irreconciliables tuvo otra versión, si cabe, más lisérgica a la par que ilustrativa.

Como venía cantado, la reforma de la ley de extranjería que permitiría una distribución más equitativa de los menores extranjeros no acompañados se fue al garete gracias a los votos en contra de PP y, oh sí, Junts. Basta rascar lo justo para comprobar que en ciertos asuntos son tal para cual.