Vicepresidenta casi inédita de Estados Unidos: A tropecientos mil kilómetros de la Casa Blanca en la que, durante estos cuatro años, ha sido prácticamente un elemento de atrezzo, me permito la humorada de trasladarle el clásico del “calienta que sales”. Los más sabios del planeta coinciden en que de este fin de semana no pasa. Cautivo y desarmado, abandonado por sus más cercanos, Joe Biden cederá al clamor de su partido y, vaya a usted a saber bajo qué excusa, anunciará que da un paso a un lado. Puesto que no hay tiempo para mejores componendas, las quinielas la señalan como opción más viable para enfrentarse a un Donald Trump que cabalga en una bicicleta sin cadena. Quisiera equivocarme, pero tras un cuatrienio en que no ha rascado bola, sospecho que sus probabilidades de vencer son entre cero y nada.