Los gamberros de mi época Siniestro Total cantaban que “al que eyacula Dios le ayuda”. Añade aquí y ahora este servidor por pura asociación fónica, que el señor también echa una mano al que especula. No me refiero a la vivienda ni a la bolsa de valores, sino a las supuestas informaciones que en las últimas jornadas estamos haciendo correr (me duele esa primera persona del plural) sobre la composición del inminente Gobierno vasco de coalición entre PNV y PSE-EE.

Conozco de sobra las servidumbres de mi oficio, que instan a hacer montañas de granos arena, pero no puedo evitar rebelarme, siquiera contra mí mismo, cuando el alpiste que estamos sirviendo a nuestra amable clientela es una filfa del nueve largo. Y les pongo como ejemplo la alerta informativa que el medio oficial para las filtraciones del bando socialista -caídas del guindo, las justas, señor Morales- hizo atronar ayer al mediodía: “El PSE también asumirá Trabajo y Empleo en el gobierno liderado por Pradales”. Nos ha jorobado junio con las flores marchitas. Puesto que eso viene siendo así desde el anterior acuerdo, la noticia habría sido que se cambiaran las tornas y los jeltzales asumieran la gestión de lo que ya cedieron en el concordato de 2020. No hay ninguna novedad ahí. Solo relleno para los cada vez más exigentes fogones digitales y, ya si eso, su traslación al papel venido a menos y con evidentes signos de caducidad cuando pasen un par de calendarios.

Y en cuanto al resto, más de lo mismo. Se pretende hacer pasar como inédito lo que viene siendo norma. Lo del medio público, con todo el cariño que tengo a mi antigua casa, rozó el chiste. Un gráfico en su web dibujaba el reparto de carteras… ¡que era el mismo del Ejecutivo de Iñigo Urkullu! Al lado, figuraba un signo de interrogación para reflejar una cartera extra para cada uno de los socios. Como reza el clásico del periodismo cínico, noticias frescas, vendo hielo.