Voluntariosa y voluntarista secretaria general de Podemos: Como esos personajes del realismo mágico que no saben que están muertos (en su caso, políticamente), ayer tuvo el arrojo de presentar sus exigencias al PSOE. Empezaré por decir que no sé exactamente con qué fin. Si se trata de una amenaza de no respaldar la investidura de Sánchez, el ridículo está a la altura de su incapacidad para interpretar las realidades más simples. Va siendo hora de que asuma que, por sus deméritos propios, su partido ha perdido la tonta batalla en la que se embarcó. Con suerte, a un puñado de ustedes se les dejará medrar aquí o allá. Reclamar con aspavientos la continuidad de Irene Montero como ministra de Igualdad solo mueve a la pena o la risa.
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