¿Es de los que quería ser arqueólogo desde niño o le vino más tarde la vocación?
–Siempre me gustó la Historia, pero la idea de ser arqueólogo creo que se materializó mientras cursaba Historia en la Universidad de Deusto, al principio quería hacer Historia Medieval y, ¡he acabado estudiando el Paleolítico!
¿Qué cualidades hacen falta para dedicarse a lo suyo?
–La Arqueología es una cosa seria, hace falta algo más que pasión. Los mejores arqueólogos que conozco tienen una sólida formación en Historia, Arqueología, Antropología y conocimientos de otras ciencias como Geología, Biología, etc. Hay que ser además sistemático e insistente para desarrollar estas investigaciones. Por último, hay que ser humilde y comprender que nuestros descubrimientos no son nada sin las investigaciones desarrolladas por los investigadores pasados y presentes.
¿Recuerda su primera excavación?
–En 1997 excavé unos días en el yacimiento romano de Aloria (Valle de Orduña). Mi primera excavación prehistórica fue en Kobaederra (Kortezubi) y la primera paleolítica en Santa Catalina (Lekeitio). En 2003 codirigí con Diego Gárate mi primera intervención en Mendieta (Sopelana)
¿Su primer hallazgo importante?
–En Mendieta I localizamos ocupaciones humanas anteriores a 100.000 años al aire libre. Eso motivó la búsqueda de ocupaciones humanas del Pleistoceno Medio en Arlanpe (2006-2012) y el desarrollo de distintas intervenciones arqueológicas al aire libre en Bizkaia.
De entre todos esos hallazgos, ¿cuál le causó la impresión más grande?
–Seguramente, por inesperado, el hallazgo del palo cavador de madera de Aranbaltza III, la herramienta de madera más antigua de la Península Ibérica (> 70.000 años).
¿Podemos presumir en Euskal Herria de tener una gran riqueza arqueológica?
–Sin duda, aunque es poco conocida. Tenemos un registro paleolítico espectacular que está contribuyendo de manera significativa en importantes debates a escala internacional como el de la desaparición de los Neandertales.
Como dice, no esta lo suficientemente difundida esa riqueza entre el gran público...
–Estamos haciendo importantes esfuerzos para que la gente conozca este patrimonio, aún así falta divulgación de calidad y sobre todo llegar a la gente más joven.
El dilema: ¿Cómo dar a conocer el patrimonio sin ponerlo en peligro?
–Tal vez suene a tópico, pero no hay mejor protección para nuestro patrimonio que el conocimiento.
¿Confía en que sigan apareciendo nuevos tesoros?
–Tesoros pocos, hallazgos arqueológicos sin duda, hay muchos proyectos arqueológicos activos en Euskal Herria que seguramente nos darán sorpresas.
¿Es difícil encontrar financiación? ¿Es siempre pública?
–Hay programas de financiación públicos que cubren los gastos de las excavaciones, pero hacen falta más recursos no sólo en investigación, también en gestión patrimonial, museos, proyectos didácticos, etc. Como contrapartida creo que los arqueólogos tenemos que esforzarnos más en desarrollar investigaciones de calidad y en hacer públicos nuestros resultados. l