ñorado Juan Mari: 21 años y un día de su asesinato. Recuerdo perfectamente mi ingenua incredulidad al enterarme de la noticia. ¿Cómo que han matado a Jáuregui? ¿Por qué? Tremendas preguntas que, en el fondo, encerraban la comprensión de otros crímenes de ETA. Por lo menos, del móvil. En su caso, la extrañeza se fundamentaba en su trayectoria. Pese a que era público que estaba amenazado, como gobernador civil de Gipuzkoa, además de denunciar e instar a perseguir la guerra sucia, se había mostrado partidario de buscar una solución a la violencia más allá de la vía policial. Como se vio unos meses después con el asesinato de Ernest Lluch, los políticos aperturistas y tolerantes se habían convertido en objetivo prioritario.
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