Unos miles de ciudadanos llegados mayoritariamente de fuera de Catalunya se manifestaron ayer en Barcelona en contra de la expulsión del castellano del sistema educativo. O algo así. “Clamor en las calles de Barcelona para defender el castellano”, titula en su primera ABC. ¿Clamor? Hasta los más entregados, como el amanuense de El Mundo Iñaki Ellakuría, hablan de no más de 10.000 personas. Y en el caso citado, con la venda puesta ante de tener la herida: “El nacionalismo catalán y el socialismo gobernante se dedicarán hoy a menospreciar a los 10.000 valientes que acudieron este domingo a la manifestación en Barcelona para defender que el español sea junto al catalán la lengua vehicular en el sistema educativo de Cataluña. El clásico jiji jaja, de apariencia inofensiva pero muy hijo de puta, es la práctica fascista habitual en los medios públicos y subvencionados para desacreditar cualquier voz contestataria con su totalitarismo. La muerte social del disidente”.

“Esa soberbia supremacista, esa altanería para designar como estúpidos a todo aquél que no sea nacionalista, ese insulto permanente..."

Luis del Val (ABC)

Volviendo al vetusto diario, en sus páginas de opinión hay una fila como la de Londres ante el féretro de Isabel II para hacerse lenguas sobre el asunto. Con prosa de alto octanaje, como la que espolvorea Luis del Val: “Esa soberbia supremacista, esa altanería para designar como estúpidos a todo aquél que no sea nacionalista, ese insulto permanente, ese aprovechamiento del dinero de todos para denigrar en el interior de España y en el exterior a nuestro Estado, esa exhibición presuntuosa de que el nacionalismo no tiene que cumplir las leyes y, sobre todo, esa persecución –tanto la inmanente como la evidente– hacia todo funcionario, ciudadano, docente, padre de familia o niño, es un avasallamiento tan salvaje de la libertad, que impele a protestar por ello”.

Por la misma senda hiperventilada y de carótida a punto de reventar, Jesús Cuadrado tira del comodín del antifascismo en Vozpópuli: “Quienes se manifiestan contra prácticas fascistas participan en una manifestación antifascista. Este domingo, en Barcelona, miles de familias han salido a la calle para decirle “basta ya” al fanatismo. Las imágenes que nos llegan del acto reflejan la serenidad y determinación de quienes defienden sus derechos de ciudadanos”.

Más pompa y circunstancia. “No es el idioma, es la lucha por la libertad”, se desgañita el editorialista de La Razón. En el texto de debajo no falta casi nada del repertorio, incluyendo la consideración del castellano como lengua mayoritaria: “De esa conculcación de derechos básicos no hablaba la manifestación celebrada en la Ciudad Condal, de una ignominia que los poderes del Estado vienen tolerando desde hace demasiado tiempo, mientras el nacionalismo iba cada vez más allá en la imposición, hasta el punto de prohibir a los alumnos expresarse en su lengua materna, el castellano, que es la mayoritaria en Cataluña, en cualquier punto del espacio escolar”.

"Una lengua siempre gana y otra pierde, como enseña la historia tozudamente. Y la que gana se convierte en el cimiento de una nación"

Luis Ventoso (El Debate)

El subdirector de El Debate, Luis Ventoso, nos lo deja muy claro. Esto no va de convivencia de lenguas. Es una guerra y solo puede ganar una. Ya saben cuál: “No existe el bilingüismo cordial. Lo siento. Es un amable ensueño. Una lengua siempre gana y otra pierde, como enseña la historia tozudamente. Y la que gana se convierte en el cimiento de una nación. Pero en lugar de asumir esa verdad podemos seguir haciendo el avestruz buenista, hasta que en una mañana del futuro nos despertemos sin país en nombre de la gloriosa «diversidad»”.

Coscorrones a Feijóo

Esa alusión de Ventoso al “bilingüismo cordial” nos remite a Núñez Feijóo, que ayer prefirió Toledo a Barcelona, lo que le costó que parte de su propia bandería le sacara tarjeta amarilla. Ignacio Camacho (ABC) es uno de los más severos en el rapapolvo: “Entre el deber moral y el tacticismo, Feijóo escogió ayer la opción que cree que le dará más rédito político. Su presencia en Barcelona no era obligatoria sino necesaria por una cuestión de índole simbólica, más allá de si a la manifestación acudían muchas o pocas personas. Que fueron bastantes y constataron que el líder de la alternativa, probable futuro presidente de la nación, las había dejado solas”.

"La ausencia más destacada fue la del líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, quien prefirió presidir la interparlamentaria de su partido en Toledo, en una decisión muy cuestionable"

Editorial (El Mundo)

El editorialista de El Mundo también deja su recadito al líder del PP: “La ausencia más destacada fue la del líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, quien prefirió presidir la interparlamentaria de su partido en Toledo, en una decisión muy cuestionable. Feijóo se comprometió a utilizar «todas las herramientas del Estado para conseguir la cordialidad lingüística» si llega al Gobierno. En el discurso de Feijóo sobraron ambigüedades y faltó contundencia”.

En el mismo diario, Santiago González atiza con más mala leche: “Lo que hizo Alberto Núñez Feijóo que se agarró a su agenda que le fijaba la clausura de la Interparlamentaria de su partido en la ciudad imperial. No atendió el presidente del PP ninguno de los píos consejos que se le dirigieron para que alterase sus planes de ayer y fuera a Barcelona. A Barcelona fue Cuca Gamarra, pero no fue lo mismo, claro, aunque Feijóo ensayara ese viejo truco tan practicado por los políticos españoles de estar en los sitios a los que no han ido”.

Como contraste a todo ese fuego amigo, Mayte Alcaraz (El Debate) le echa un cuarto a espadas al aspirante a futuro inquilino de Moncloa: “Pero de esa ausencia deducir que ha tirado por la borda la ilusión de la mayoría de catalanes que se sienten españoles o poco menos que colegir que su decisión le convierte en un líder blando y sin ideología, que no da la batalla cultural, me parece una hipérbole injusta y temeraria. Supongo que no hará falta explicar que Feijóo es del PP, de derechas de toda la vida, comparte y lucha por la libertad de los catalanes aplastados por el independentismo”.