"Almudena Grandes no merece ser hija predilecta de Madrid, pero yo tengo presupuestos", se chuleó el Pichi Martínez Almeida en el panfleto de Eduardo Inda. Una frase miserable que corre a justificar, casi a aplaudir, Ramón Pérez Maura en El Debate. Lo hace llevando la ruindad más allá, pues el rancio amanuense no se corta en incluir en el sopapo a Luis García Montero, pareja de Grandes: "Yo sinceramente creo que son mucho más importantes los presupuestos que el que Grandes sea o no hija predilecta de Madrid, que es más o menos un cero a la izquierda, por más que el poeta ruja".
"Una hija predilecta que odiaba", es el titulo de la pieza, cuya lisérgica conclusión es la que les he puesto como titular. Sostiene Pérez Maura que la culpa de que se le haya concedido la distinción "inmerecida" a la escritora de Vox: "Si Vox se hubiera sentado a negociar con Martínez-Almeida, Almudena Grandes no sería hija predilecta de Madrid". Y punto pelota.
Sobre Vox habla también Isabel San Sebastián en ABC. Su autopregunta-trampa es si es preferible una gran coalición de orden PP-PSOE o una entente PP-Vox. No cabe la menor duda es cuál es su elección: "Lo cual nos devuelve a la opción preferida por una abrumadora mayoría de electores de centroderecha: la alianza PP-Vox, previa aceptación por parte de los verdes de que la pertenencia a la UE es un privilegio irrenunciable (esto es, el abandono de cualquier eurofobia), condición indispensable no solo para recibir su ayuda, sino porque así lo exige la política del siglo XXI". Fíjense, hasta le da medio coscorrón a los abascálidos.
Las disquisiciones con truco de San Sebastián nos lleva a El Mundo, que hoy proclama en su primera que, con un poco de suerte, en Castilla y León el PP no necesitará al partido de las tres letras para gobernar. En justa correspondencia, el editorial lo celebra: "En un escenario de tanta fragmentación política, resulta más que meritorio que el PP tenga al alcance la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas de Castilla y León de febrero. Estamos ante el refrendo a la gestión de Mañueco, quien ha emprendido un exigente proceso transformador en aras del crecimiento económico en un territorio con desafíos tan complejos como el de la despoblación".
Lo anterior tiene como apoyo un sondeo hecho a medida por el propio periódico. Desde otra cabecera, Vózpuli, Félix Madero se mesa los cabellos porque cree que no se debería difundir que a la derecha le va bien. Vean por qué: "Sigo creyendo que igual que cuando abre la boca Yolanda Díaz, que Sánchez esboza otra sonrisa cada vez que lee una encuesta. No hay mejor manera de movilizar a su parroquia que alentar al personal con que viene la derechona y Abascal en primer tiempo de saludo sacando pecho".
Y sobre encuestas, también en Vózpuli, este séxtuple tirabuzón de Miquel Giménez: "¿A ustedes no les mosquea que, a pesar de los pesares, las encuestas den todavía noventa y pico escaños al PSOE? A mí, si les he de ser sincero, me mosquea y mucho. Porque eso significa que, haga lo que haga Sánchez y la banda que le apoya, esa izquierda dañina, rencorosa y destructora, existe un núcleo de gente que vive, sufre, trabaja, padece y pasa las del beri con este gobierno que, curiosamente, sigue queriendo que continúe. No sé que diría el marqués de Sade, pero dudo mucho que exista otro lugar en el que el flagelo y la ignorancia, unido al españolísimo "antes pasar hambre a que gobiernen otros" tengan tanto predicamento". Conclusión: el pueblo está formado por una panda de borregos.
Es curioso que se hable de la superioridad moral de la izquierda cuando esa idea, la de la patenería del populacho, está muy extendida entre los opinateros diestros. Hoy mismo Jorge Bustos escribe con desdén en El Mundo sobre los que aceptan la humillación de llevar mascarilla: "Por cada Arcadi que anuncia su intención de desacatar el decreto irracional de las mascarillas en exteriores, las aceras se infestan de obedientes enmascarados en formación. Y no nos engañemos: si los españoles no aportan tropa relevante a la causa negacionista y se vacunan como nadie no es tanto por su profundo amor a la ciencia como por esa ley de hierro sociológica que encamina a nuestra gente por donde va Vicente. Ay del que no vaya, porque sufrirá la cólera correctiva de sus iguales metidos a gendarmes de visillo". Hatajo de palurdos, le ha faltado escribir al señorito.
La penúltima gragea nos la sirve el editorialista de ABC, que anda muy ufano porque la UE ha declarado que la nuclear es energía verde, lo cual no gusta al gobierno español. Y tienetodo su derecho el vetusto diario a estar a favor de la energía nuclear, pero no a mentir así: "Alemania, con el socialista Olaf Scholz al frente, es el principal promotor y exponente de esta rectificación, que necesariamente se extenderá por otros países conscientes de tanta debilidad energética". Pues no. Alemania ha sido el primer estado en manifestarse en contra.
Y para el final he dejado a Francisco Marhuenda. O a Mister Francis Marhuenda, porque por segundo día consecutivo escribe sobre la monarquía... británica. Ayer se ciscó en Carlos de Inglaterra y su esposa. Hoy carga (y no voy a decir que sin razón) sobre el hermano pequeño del eterno heredero, Andrés: "El duque de York, conde de Inverness y barón Killyleagh merecería responder ante la Justicia sin estar amparado por sus privilegios. Los escándalos británicos muestran que es muy positivo que las Familias Reales sean muy reducidas, ejemplares y que no se acumulen privilegios sin otro mérito que el nacimiento. Es la única vía para que la institución sobreviva en el siglo XXI". Si mañana vuelve a escribir sobre la familia de Isabel II, habrá que empezar a sospechar que la ómicron tiene más efectos inesperados de los que se piensa.