Los perros y los gatos son animales ideales de compañía, pero muchos no se animan a tenerlos en sus hogares porque en ocasiones se nos viene a la cabeza los problemas de alergia. Los animales más frecuentes son el perro y el gato, aunque cada vez vemos más alergia a pequeños animales como hámster, cobaya, conejo o hurón. También se han descrito alergia a animales exóticos como iguanas o reptiles. Los síntomas que causa la alergia a animales pueden ser rinitis, conjuntivitis, asma o urticaria de contacto.

A veces la alergia a las mascotas no es tan fácil de identificar porque en ocasiones los síntomas pueden aparecer al cabo de varias horas tras el contacto con el animal y pueden no ser diarios sino intermitentes. La alergia puede aparecer mucho tiempo después de convivir con el animal por lo que en ocasiones el paciente o la familia no acepta que el animal sea el responsable de sus síntomas. No obstante, este hecho no tiene que ser ningún problema si se pone remedio. Por ello, es importante conocer el tipo de alergias, los síntomas y conocer cuáles son los animales hipoalérgicos.

El contacto con las mascotas puede causar alergia. Pexels

Animales hipoalérgicos 

Entre los perros, las razas de perro más apropiadas para los alérgicos son aquellas con muy poco pelo como el American Hairless Terrier y el Crestado Chino; los que poseen un pelaje simple como el Caniche, el Schnauzer, el perro de agua y el Bichón Frisé, que además no pierden mucho pelo; o algunas razas como el Yorkshire Terrier, cuyo pH coincide con el del cabello humano. En cuanto a los gatos, se sabe que el gato siberiano no produce la hormona Fel d1 y el gato esfinge no tiene pelo, por lo que también puede ser una opción si la alergia no es demasiado grave. 

Tipos de alergias en perros y gatos

Las alergias son reacciones del sistema inmune ante diferentes sustancias del entorno que deberían ser toleradas. Dependiendo de qué sustancia o alérgeno sea el que provoque la reacción se pueden clasificar y distinguir diferentes tipos, siendo las más frecuentes:

  • Alergia a las pulgas. Cuando este insecto pica y succiona la sangre de un perro o un gato, provoca que su saliva entre en contacto con él. Si nuestra mascota es alérgica a esta saliva, su sistema pondrá en marcha un mecanismo de defensa liberando una cantidad exagerada de unas sustancias inflamatorias.
  • Alergias ambientales. Se producen cuando el animal se expone a un alérgeno ante el que es hipersensible. En este caso diferenciamos entre alérgenos del interior (ácaros del polvo, ácaros de almacenamiento) o bien alérgenos de exterior donde se engloban, sobre todo, diferentes tipos de pólenes y hierbas que causan la reacción alérgica en animal. Este tipo de alergia también se llama dermatitis atópica.
  • Alergias ambientales. Son alergias que se dan con una menor incidencia que las anteriores y que no hay que confundir con las intolerancias alimenticias. Una alergia alimentaria es, una vez más, una reacción del organismo del animal ante determinados ingredientes de sus dietas.
  • Alergias a los medicamentos. La frecuencia de este tipo de alergia no es muy habitual. Como bien se puede deducir en este caso la reacción alérgica se produce tras haber administrado a nuestra mascota algún tipo de medicación que le había sido pautada previamente.


Cómo minimizar la alergia a las mascotas

Difícilmente este tipo de alergia acabará con el animal fuera de casa (muchas veces es uno más de la familia y esta opción ni se plantea). Aunque puede requerir un poco de esfuerzo hacer que las cosas funcionen, podemos reducir el riesgo con medidas como:

  1. Minimizar el contacto: No dejar que entre el animal en las habitaciones donde duermen las personas con alergia o asma, evitar acariciarlos o tocarlos y, en caso de hacerlo, lavarse bien las manos. 
  2. Evitar alfombras: Mantener las mascotas alejadas de alfombras y camas para reducir la exposición a la caspa. Cualquier tela o material con el que las mascotas entren en contacto debe aspirarse o lavarse con frecuencia, sobre todo la cama para mascotas.
  3. Limpiar, limpiar y limpiar: Quitar el polvo con frecuencia mantendrá la caspa, ácaros de polvo y otros alérgenos al mínimo; pasar la aspiradora de forma regular y ventilar la casa cada día.
  4. Lavar el animal con asiduidad, al menos una vez a la semana: el baño frecuente de las mascotas reduce los alérgenos que se encuentran en su caspa. 
  5. Limpiar jaulas: Aunque los hámsters, los conejos y otras mascotas confinadas en una jaula suelen provocar menos problemas a las personas con alergia, la caspa y la orina que producen aún pueden provocar reacciones alérgicas y ataques de asma. Sus jaulas deben limpiarse al menos una vez a la semana, así como también las cajas de arena de los gatos.
  6. Usar la medicación que nos haya pautado el especialista si notamos algún síntoma.