l método de trabajo de la artista californiana Hans Cao es el siguiente. Toma fotos en blanco y negro y en colores sepia de mercadillos y tiendas de antigüedades. A continuación, con la ayuda de la aguja y de hilos de colores, manipula directamente esas fotografías originales creando imaginativos bordados mezclando la fantasía y el humor y convirtiendo a los protagonistas de las imágenes en nuevos personajes dándoles otra vida. Es el caso de la pieza “The Queen and the Bear” (2021), un curioso trabajo en el que, salvo el rostro, cubre el cuerpo de los individuos de patrones botánicos, flores y hasta un disfraz de oso.
“Me encanta la textura inesperada creada a partir del hilo y la aguja”, cuenta Cao, que subraya “la intimidad” que se crea entre los espectadores y sus peculiares creaciones, “invitándoles a dialogar con estos extraños personajes, al tiempo que interactúan con la obra que tienen delante”. Y remata: “Las variadas historias capturadas en mi trabajo reflejan puntos de vista personales sobre género, relaciones y roles sociales con sentido del humor”. Su serie ‘Forgotten Photos’ es una muestra de la manera en la que combina imaginativos y cromáticos bordados con fotografías antiguas. El resultado de la artista textil Han Cao es realmente sorprendente. Vende sus piezas, únicas, a unos 1.200 dólares directamente en su página web.
No hay que irse a la otra punta del mundo para descubrir el arte del fotobordado. En la plataforma creativa online Domestika se ofrecen cursos para principiantes en este oficio artístico que mezcla la pasión fotográfica con la técnica del bordado. Gabriela Martínez Ortiz es fundadora del taller de arte textil Ofelia & Antelmo y cuenta con 37.000 seguidores en su cuenta de Instagram. Es una referente en la creación de imágenes con textura. “Con ayuda de más mujeres”, señala Martínez, diseña objetos y prendas artesanales en una propuesta donde “se explora el bordado a mano y sus capacidades como protagonista gráfico aplicado en distintos formatos textiles”.
Martínez Ortiz trabaja el bordado con el objetivo de honrar sus raíces culturales y personales: el nombre Ofelia & Antelmo es un homenaje a sus abuelos maternos. Su curso online cuenta con más de 1.000 alumnos y tiene un 100% de valoraciones positivas, según Domestika. Antes de empezar a bordar, enseña a los estudiantes el significado de “intervenir una imagen y las posibilidades de composición que ofrece”. “Explorarás los diferentes tipos de papel y materiales que vas a utilizar, y descubrirás cómo extraer paletas de color interesantes a partir de una fotografía”, explica.
Resulta fundamental aprender a hacer puntadas planas y en relieve; a partir de este punto se abre un mundo de posibilidades estéticas y juegos visuales que culmina con la presentación de la foto bordada, así como con las distintas formas de montaje y conservación. En palabras de Martínez Ortiz, uno de los secretos del fotobordado consiste en “ser capaz de contar una historia a golpe de puntadas, sobre un lienzo que no empieza en blanco”. La argentina Romina Páez, por su parte, entronca esta actividad artística con el movimiento feminista y el activismo social y político. Páez aporta una definición académica del oficio: “Es una técnica artística mediante la cual se realiza un bordado sobre una fotografía proponiendo un diálogo entre la imagen y el contacto con los hilos”.
La técnica del bordado invita en muchas ocasiones a abrir la mente y entrometerse en las ideas a veces caóticas, otras fascinantes, del arte contemporáneo. El colofón creativo y artístico lo podemos encontrar en la francesa Jeanne Tripier, enferma mental y artista multidisciplinar, que creó su obra internada en un hospital psiquiátrico y que buscó una salida a su encierro en la pintura y en unos tejidos bordados llenos de colores, fantasía, surrealismo y, por qué negarlo, locura.
Gauekoak es un programa de ocio alternativo, destinado a jóvenes de 16 a 30 años, que se desarrolla de la mano de asociaciones y colectivos de Vitoria-Gasteiz desde 2010. En la edición del pasado otoño, se apostó por el fortalecimiento de la identidad local con un total de 26 actividades marcadas por el compromiso social, cultural y de género y que el 27 de noviembre contó con un espacio propio para el fotobordado en el taller presencial ‘Tejiendo nuestra historia’. A través de la “creación de sinergias” entre la fotografía y el bordado, se creó un espacio de “encuentro y conversación colectiva” entre mujeres de orígenes y orientaciones sexuales diversas con la idea del cuerpo como “territorio a explorar”. Tomando como punto de partida fotografías de mujeres diversas, los participantes “pretendieron recuperar y reconceptualizar” el ámbito corporal al entrar en contacto con los hilos.
“Andrea comenzó bordando el nombre de nuestras hijas pero nos tiene que hacer un recuerdo familiar”
“Las personas suelen hacerme encargos para regalar a sus seres queridos”
“El fotobordado permite conservar una fotografía de una forma especial y muy original”