Nos dirigimos a Irurtzun, en Navarra. Allí nos espera Mikel Okiñena, quien aprovecha para mostrarnos el lugar donde da rieda suelta a su creatividad. Okiñena (Etxaleku, 1973). Su taller tiene dos plantas, pero enseguida subimos a la de arriba, ya que allí se encuentra una exposición de algunas de sus obras más destacadas. Charlamos un poco y nos explica cómo ha ido evolucionando como artista desde sus inicios. Nos transmite la pasión por cada una de sus piezas y su agradecimiento ante nuestro interés. Una vez terminamos esta visita guiada, nos dirigimos a Etxaleku, su localidad natal y donde hace cuatro años levantó junto a su mujer, la también artista Ainhoa Sánchez (Oronz, 1978), una casa de paja donde criar a sus tres hijos: Jon Patxi (14 años), Jon Ander (10 años) e Irati Felicia (4 años).
La distancia de Irurtzun a Etxaleku es corta, y en poco más de 10 minutos nos adentramos en la belleza de la capital del valle de Imotz, donde reina la paz y la armonía de la naturaleza. En casa nos espera Ainhoa con los niños. Nos cuenta que ha aprovechado el tiempo que hemos pasado con Mikel en el taller para preparar la comida y ni corta ni perezosa nos invita a compartir mesa con ellos. Nos sentimos muy afortunados de conocer a esta familia tan especial, así que aceptamos su inivitación con el deseo de descubrir cómo es el día a día de esta familia y cuáles son los beneficios de vivir en una casa sostenible como ésta.
¿Qué diferencias habéis apreciado al trasladaros de Irurtzun para vivir aquí en Etxaleku, el pueblo de vuestro aita?
-Jon Patxi y Jon Ander Okiñena: Estamos mejor aquí. Cuando vivíamos en Irurtzun había más ruido de coches. Aquí dormimos mucho mejor.
-Mikel Okiñena: El problema ahora va a ser para Patxi, que está empezando a salir por Pamplona. Allí se juntan con la gente de otros pueblos y se lo pasa bien.
-Jon Patxi: Sí. Estoy deseando tener moto para poder moverme más.
-Ainhoa Sánchez: Antes veníamos a Etxaleku sólo los fines de semana, pero los niños no querían volverse. Y cuando estaba embarazada de Irati Felicia decidimos que ya era hora de venirnos a vivir aquí a Etxaleku. En ese momento fue cuando comprasteis este terreno y decidistéis construir una casa con paja.
-Mikel Okiñena: Así es. Nuestra casa es la primera construcción de este tipo en la zona dedicada a un uso residencial.
-Ainhoa: La gente, cuando viene a vernos por primera vez, no se cree que nuestra casa esté fabricada con paja. Se la imaginan siempre de otra manera, más precaria (risas).
(Cómo construir una casa de paja igual que la de la familia Okiñena Sánchez).
¿Qué nos podéis decir de Etxaleku?
-Ainhoa: A mí me recuerda a la Provenza francesa.
-Mikel: Sí. Por sus bosques, el verde, su luz. Todas las mañanas voy al monte una hora para andar, cuando Jonpa sale para clase.
-Jon Patxi: Tenéis que visitar la plaza y el monte Mintegi y beber agua de la fuente, que está muy buena.
Jon Patxi, ¿cómo es eso de tener aitas artistas?
-Jon Patxi: Son muy guays, pero cuando se lo digo a la gente se quedan sorprendidos. Son diferentes (sonríe). He invitado a muchos amigos a casa y cuando nos veíamos en la escuela me decían que les había gustado mucho, que es súper chula.
-Mikel: En realidad somos padres súper normales y les exigimos que se porten bien y saquen buenas notas, como hacen todos los padres.
-Ainhoa: Mira, por ejemplo, Jon Patxi, que tiene ya 14 años, ha sido el último de clase en tener móvil, y eso que sus amigos lo tenían desde los 10 años. Este mismo martes se lo hemos comprado porque ya era necesario para hablar con él cuando va a Iruña.
-Jon Patxi: Sí, pero nunca les he pedido tener móvil. De hecho vivo igual que cuando no lo tenía.
-Mikel: Es que esto de los móviles es que hay que intentar controlarlo, porque se pueden enganchar muy fácilmente.
-Ainhoa: Por eso le hemos dicho que el móvil lo tiene que tener accesible, nada de tenerlo en su caurto, y que cuando nosotros queramos podemos mirárselo.
-Mikel: Así es. Ya le hemos dicho que no puede escribir nada de lo que pueda avergonzarse después.
Y con respecto a esto del control parental, de las tecnologías y los contenidos que ven los niños, ¿conocéis la polémica que ha surgido en torno a la serie de 'El juego del calamar'?
-Ainhoa: Sí. Yo creo que aunque su calificación es apta para mayores de 16 años, en realidad es una serie que no se podría ver hasta los 18. A mí no me gustó el primer capítulo, pero continué viéndola.
-Mikel: Los actores me parecen bastante regulares, son muy teatreros, como en los dibujos animados, pero el tema es muy original.
-Ainhoa: Descubres que tiene un mensaje, pero aun así creo que no es comprensible para los niños, es para adultos.
-Mikel: Por ejemplo, con respecto a los videojuegos, en esta casa sólo se juega a la 'Play' el fin de semana y sólo si se han portado bien.
¿Y a qué jugáis?
-Jon Ander: En septiembre me han comprado el simulador para hacer carreras de coches.
-Jon Ander: Al 'Fortnite', aunque yo no juego (dice mirando a su aita)
-Mikel: Vale, he de reconocer que juego al 'Fornite' (risas).
('Fortnite', el videojuego del que todo el mundo habla y que arrasa desde 2017).
-Ainhoa: Yo jugué una vez, pero no me gustó. Yo soy más de películas y series.
¿Qué veis?
-Mikel: Pues en realidad casi cualquier cosa, pero no veo la tele para pensar.
-Ainhoa: A mí me gustan las películas y series de época. Me está gustando mucho 'Outlander'. También recomiendo 'Lupin', 'Sherlock Holmes' y todo lo que esté rodeado de misterio.
-Mikel: Como nos enganchemos a una serie, eso sí, nos la vemos entera. Fijaos que nos llegamos a enganchar hasta a 'Betty La Fea'... (risas).
-Ainhoa: Y yo a 'Friends' y 'Al salir de clase' también... pero la primera serie a la que nos enganchamos fue 'Vikingos'.
-Mikel: ¿Te acuerdas? ¡Nos veíamos en un día toda la temporada!
¿Y os gusta viajar?
-Ainhoa: Bueno, yo soy a la única de la familia a la que le gusta viajar. Mikel es muy casero y Jon Patxi es igual que él. Jon Ander e Irati Felicia tienen menos pereza para salir.
-Mikel: Es que a mí me da miedo volar y me da pereza conducir. De hecho me acabo de comprar una moto pero para ir suave. Si organizamos un viaje y al final no vamos€
-Ainhoa: Me pongo de morros y me dura mucho la mala leche (ríe).
-Mikel: Bueno, en realidad para mí estar en casa es como estar de vacaciones.
-Ainhoa: ¡Pero para mí no!
-Mikel: Este verano hemos estado en Galicia y a Jonpa y a mí nos daba pereza ir, pero reconozco que luego nos lo pasamos muy bien. Después Ainhoa se marchó a Jaén para hacer una formación.
-Ainhoa: Sí. Conocí a gente maravillosa y lo pasé muy bien.
¿Y si os diesen a elegir, a dónde os gustaría ir?
-Mikel: A África. Un continente totalmente distinto...
-Ainhoa: Pues a mí me gustaría ir a Rusia, aunque mi sueño, sí o sí, es ir a Japón. Me encanta su cultura y como soy ceramista disfrutaría mucho allí. Me gusta la cerámica que hacen, la tinta china tan suelta que practican y la caligrafía tan bella que dibujan. Son algo especiales a la hora de relacionarse con los demás, pues son muy selectivos, pero por contra me gusta su perfección hasta el extremo y esa filosofía de que más vale hacer una cosa bien que cinco mal.
Entonces Mikel, volviendo a tu miedo a volar, ¿nunca te has montado en un avión?
-Mikel: Sí. Antes hacía sokatira y estuve compitiendo durante una época en el extranjero. La primera vez me monté tranquilo en el avión, pero se empezó a mover mucho y ya cogí miedo.
¿Ya no haces sokatira?
-Ainhoa: Cuando nos conocimos estudiando arte él acababa de dejarde practicarla.
-Mikel: Sí. Ahora, de vez en cuando, nos juntamos los amigos y decimos que igual volvemos las viejas glorias. Es una excusa para pasar más tiempo juntos. Entrenábamos por aquí cerca y a la noche subíamos corriendo a Goldaratz y en el frontón estirábamos con la cuerda. Entrenábamos 2 ó 3 horas 2 ó 3 días por semana. (Mikel Okiñena compitió en sokatira, pero sus hijos lo hacen en pelota a mano. Analizamos este deporte tan arraigado en Euskal Herria y recordamos al expelotari natural de Ibero, Martínez de Irujo, en las páginas 20 y 21.
Y siendo los dos artistas, ¿tenéis pique profesional?
-Ainhoa: ¡Qué va! Para nada. Nos admiramos mutuamente.
¿Y os afecta lo que digan otros acerca de vuestras obras?
-Ainhoa: Ya no nos afecta.
-Mikel: Es que los artistas somos muy orgullosos, tenemos mucho ego. Tienes que estar convencido de lo que haces, saber que vas por el buen camino. No enseño nada antes a nadie. En mi caso, mi entorno es totalmente ajeno al mundo del arte.
¿Y qué piensan tus padres de las obras que haces, por ejemplo?
-Mikel: Pues a mi ama le gusta todo lo que hago, pero mi padre cuando vino a mi primera exposición me dijo: "¿Estas tonterías haces tú? (ríe).
En vuestra casa vemos que el arte está presente en todas las dependencias... ¿hay alguna obra vuestra?
-Ainhoa: Hemos diseñado y decorado nosotros mismos la casa y...
-Mikel: ...tenemos cuadros que hemos cambiado con otros artistas, como Patxi Ezquieta, Miguel Leache... y en la entrada tenemos un cuadro de tinta china de Ainhoa. Mía aún no hay nada, pero están enmarcando un cuadro mío para colocar por aquí.
¿Os cuesta dar por terminada una obra?
-Mikel: Sí, pero en algún momento hay que dejar de mirar para saber que está la obra terminada. Tratas de lograr la perfección y en tu mente siempre es mejor que en la realidad ante el resultado final. Aun con todo estoy muy orgulloso de todo lo que vendo y si una obra no me gusta lo tiro a la basura.
-Ainhoa: ¡Yo la rompo! (risas).
-Mikel: Mirad, yo he tenido alguna mala experiencia... De haber tirado algo a la papelera y al de dos años que viniera alguien a que lo firmase. No lo firmé y me enfadé porque si lo tiro a la basura es porque no me representa. Otra vez me pidieron una talla de un San Miguel de Aralar. Se lo di y se lo firmé. Eso que era algo que no me representaba como escultor acabó en manos de un coleccionista que me llamó para saber si era mío, así que nunca sabes dónde puede llegar tu obra, por lo que aprendí que tienes que estar muy orgulloso de todo lo que firmes.
Mikel, ¿de qué forma te ha influido como artista vivir con los Paúles?
-Mikel: Pues empecé a la edad de Jon Ander, con diez años. Cuando estudiaba en Irurtzun venían misioneros y me marché a estudiar con ellos. Me propusieron ir a Teruel para continuar con el BUP y allá que fui. Allí empecé a dibujar mucho en una edad en la que estás creando tu identidad. Fue una época muy bonita. Crecí mucho y aprendí a apañármelas para buscarme la vida. Lo recuerdo como una etapa especial, aunque también hubo momentos duros al estar lejos de casa. Viví en un colegio con otros compañeros y me dieron una habitación enorme para pintar. Cuando terminé BUP fui a Zaragoza a estudiar Teología y después estuve seis meses en París.
Si alguno de vuestros hijos os dicen que les gustaría hacer lo mismo, ¿qué pensarías?
-Mikel: Yo estoy muy a gusto con ellos y me da pena hasta que vayan al colegio y me dejen solo (risas).
-Ainhoa: Yo en cambio siempre he sido muy independiente y nunca he tenido tanto apego, así que si me dicen que quieren estudiar fuera lo entendería, pero cuando llegue el momento se verá. Siempre les apoyaremos.
¿Y si hablamos de cocina?
-Ainhoa: Sí, que a mí me encanta, aunque María, mi cuñada, cocina de maravilla y estoy aprendiendo de ella porque quiero ser mejor repostera.
-Mikel: Tenemos una suerte€ Ainhoa cocina muy bien y todo lo prepara con mucho cariño. Recuerdo que cuando empezamos a salir me decía voy a cocinar esto o lo otro al papillote y yo alucinaba.
-Ainhoa: Me gusta comer y eso se nota en mis platos. Al final, si luego voy a comerlo yo también pues me gusta que esté bien.
-Mikel: A mí me gusta ir a las bodas por la comida (ríe). Ponerme corbata y comer bien... Si tuviera que destacar un plato de Ainhoa serían las habas o los guisantes que prepara con jamón.
-Ainhoa: Es que a mí me encanta el jamón, si me lo quitan me quitan la vida (ríe).
-Jon Patxi: A mí me encanta la ensalada que hace ama con las cosas que cogemos de la huerta.
-Ainhoa: Comemos muy equilibrado. Todos los domingos, por ejemplo, hago paella, y hoy, además, he preparado ensaladilla rusa con patatas de la huerta y sorbete de cuajada casera de postre.
(Aprende a hacer habas con jamón y un sabroso sorbete de cuajada).
-Mikel: Comemos bien, productos ecológicos y de temporada. Nunca hemos escatimado en comida.
-Ainhoa: Sí. Una vez le llevamos a Jonpa al 'Burger King' y me dijo que con la que hamburguesa que yo hacía no quería como ésas.
-Jon Patxi: Le di un mordisco y la dejé...
-Ainhoa: Además siempre han sido muy cocinillas los tres. Todos tenían su delantal pero ahora solo están Jon Ander e Irati. Ayer me ayudaron a hacer la compota de manzana.
¿Y un plato del que estés orgullosa?
-Ainhoa: De la paella, porque me sale como a mi madre, aunque las verduras todavía no me salen como las de la madre de Mikel. Tendré que hablar con Felixa.
¿Desde cuándo tocas el acordeón?
-Ainhoa: Desde los 9 años. Empecé piano en el conservatorio, pero luego vi que me gustaba más el acordeón. Ahora toco en las fiestas familiares. La última vez fue en el cumpleaños de Mikel.
(El acordeón, un instrumento muy popular. ¿Quieres aprender a tocarlo?).
¿Y cuál es tu partitura favorita?
-Ainhoa: Una de mis bandas sonoras favoritas es la de 'Amélie', pero ahora mi repertorio es casi todo música celta.
Antes hablábamos de viajes y no has nombrado Irlanda, ¿te gustaría visitarla y descubrir su pasado celta?
-Ainhoa: Sí. Es la cuna de la música celta y me gusta mucho la gaita. ¡Buah! Es una pasada. Además tengo una amiga que vive en Galway y a primeros del año que viene me gustaría ir a visitarla. Tengo muchas ganas.