La luz de Lisboa fue lo que más le impresionó a Jon Idiakez al llegar. Nuestro anfitrión vivió allí durante unos meses de Erasmus mientras estudiaba Ciencias del Deporte (INEF). Recuerda con nostalgia aquellos atardeceres en los que la bucólica capital de Portugal se convertía en un sitio ideal para perderse entre sus calles, serpeteosas en empinadas calzadas pedregosas. En el momento en el que el cansancio invada al visitante, éste tiene la posibilidad de subirse a los tradicionales tranvías tan característicos en donde parece detenerse el tiempo.

Otra de las singularidades que destaca el piloto alavés es la buena disposición de los portugueses y su amor por la ciudad, que disfruta, o más bien disfrutaba en la era pre-COVID, de una época de esplendor turístico. También recomienda sentarse a degustar los platos más típicos de la gastronomía portuguesa, desde un bacalao ‘à bràs’ hasta una ‘francesinha’, el sándwich gratinado más famoso del país. “Con esto, acompañado de una cerveza Sagres o Super Bock, tiras para una semana, como poco”, bromea Idiakez.

Surf en el atlántico

Entre sus rincones favoritos nos recomienda visitar el LX Factory. “Es una fábrica abandonada que ha sido reconstruida y en la que puedes encontrar espacios de coworking, culturales, artesanales... y en ese espacio se realizan muchas actividades alternativas”, explica. “No podéis iros sin visitar Barrio Alto, donde hay muy buen ambiente y es posible disfrutar de un fado cantado en directo”, añade. Una bella composición musical rebosante de tristeza que, según describió el poeta Fernando Pessoa, “es la fatiga del alma fuerte, el mirar de desprecio de Portugal al Dios en que creyó y que también lo abandonó”.

En cuanto a monumentos, uno de los que más le llamó la atención fue el Monasterio de la orden de los Jerónimos, situado en el barrio de Belém, frente a la torre. Diseñado en estilo manuelino, fue encargado por el rey Manuel I de Portugal para conmemorar el regreso de la India de Vasco de Gama.

Además, nuestro protagonista también aconseja aprovechar el viaje para conocer otros puntos de Portugal, como la ciudad de Oporto. “Y si podéis volar a Las Azores, como hice yo, es un viaje muy especial”, asegura.

No obstante, si pudiese ir sólo a una zona, Jon Idiakez advierte que se decantaría por cualquier punto de la Costa Atlántica. “Allí me inicié en el surf, un deporte que no había practicado antes. Surfeé en las playas de la Costa da Caparica y en la playa de la Cruz Quebrada, que era donde estaba mi facultad. Fue increíble”, rememora.