Dicen del encaje que es un tejido con mil y un caracteres, que tiene la capacidad de dibujarse y redibujarse a lo largo de la historia y adaptarse como pocos a los diferentes tiempos y gustos. Y parece que va a ser verdad. Primero irrumpió en las presentaciones de los diseñadores para el presente período veraniego y, ahora, creativos y prensa especializada vaticinan que obtendrá un lugar irremplazable en el guardarropa femenino en lo que resta de año.
Visto lo visto, el vestido de encaje tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los favoritos de la temporada. Actual… y de la siguiente. Motivos no le faltan: se trata de una pieza delicada versátil que se adapta fácilmente a cualquier estilo. Rodarte es una de las firmas que ha aportado por el recientemente en color negro y con diferentes detalles, como superposiciones de volantes asimétricos o mangas de farol sobre otras de manga larga. Así las cosas, parece que estamos ante uno de los protagonistas de la temporada: el vestido de encaje. Sobre todo gracias a su habilidad inigualable para adaptarse con facilidad a todo tipo de estéticas: desde la más lady y romántica a la más oscura y sombría.
Tipos de encaje
Puede que parezcan iguales pero no lo son. De hecho hay muchos tipos de encajes diferentes. Aquí aparecen solo algunos de los más habituales:
- Chantilly. Encaje confeccionado con la técnica del bolillo, principalmente, con hilos de seda. Los patrones visuales suelen ser de motivos florales y amplias decoraciones a modo de guirnaldas. Es un tipo de encaje que se utiliza mucho en vestidos de novia o de fiesta.
- Guipur. Se caracteriza por su alta presencia de motivos florales y es habitual encontrarlo en piezas lenceras femeninas. También creado con bolillos, con un contorno delicado y fino.
- Valencié. Técnica procedente de Francia, también elaborado con bolillos, se caracteriza por la escasa distancia que se crea entre un dibujo y otro en la red, generando una sensación de tejido más compacto y homogéneo.
- Blonda. Su principal característica es que para crearlo se utiliza la seda sobre tul. Es una encaje de origen español hecho de bolillos. Es habitual encontrarlo en remates para puños, cuellos, e incluso para mantillas.
Desde el siglo XVI
Para encontrar el auge del uso el encaje hay que remontarse a la Europa del siglo XVI, cuando ciudades como Venecia y Flandes producían este delicado tejido para la monarquía y la aristocracia de la época. Ya en el siglo XVII su uso se convirtió en un símbolo de absoluta riqueza que en ocasiones suponía la parte más cara de la indumentaria completa de una persona, sobre todo en las cortes y entre la nobleza de Francia, España, Inglaterra e Italia.
En algún momento, se cree que a principios del XVIII pero no está muy claro, los hombres renunciaron por completo a este material y pasó a integrarse a las múltiples capas que conformaban la ropa interior femenina, de ahí su uso en la lencería.
Uno de los mejores fabricantes de encajes, y que ha llegado hasta nuestros días se fundó en 1887 en Francia por Sophie Hallette, y mantiene el nombre de su fundadora. Se trata de una empresa familiar que durante más de 130 años ha creado encajes para la Alta Costura, el Prêt-à- porte, para líneas de ropa interior y para la decoración. En la actualidad las creaciones de esta casa forman parte de los desfiles de grandes diseñadores como Valentino, Elie Saab, Christian Dior, Dolce & Gabbana, Chanel, Yiqing Yin, Julien Fournié, Nina Ricci, Oscar De La Renta, Zac Posen, Alexander McQueen, entre muchos otros.
El encaje nos ha dado looks icónicos en los últimos años del siglo XX, como el conjunto de vestido y guantes que acompañó a Madonnna en Like a Virgin en el año 1984; el mono que Naomi Campbell desfiló para Alaïa en 1994; o el Alexander McQueen nupcial de Kate Middleton, que marcó sin ninguna duda una década de moda para los vestidos nupciales.