Álava es tierra de deportistas, y pocos lo representan mejor que Manu García, quien defendió con orgullo los colores del Deportivo Alavés entre 2012 y 2020. El vitoriano puso fin el pasado 12 de noviembre a su carrera como profesional, a los 38 años, con 595 partidos oficiales en sus botas, y las muestras de afecto hacia su figura resultaron abrumadoras.
Durante ocho años en Mendizorroza vivió sobre todo momentos de gloria –como los ascensos y la final de Copa en el Vicente Calderón– y algunos de adversidad –permanencias agónicas en plena pandemia–. En cualquier caso, sumó 308 encuentros oficiales con el equipo “de su vida” y constituyó una parte esencial de las gestas que han llevado al club del Paseo de Cervantes a su destacada situación actual.
Manu García es el segundo jugador con más partidos disputados en el ‘Glorioso’
Manu García lideró como capitán el histórico ascenso a Segunda División, con el que se puso fin a la larga travesía por el desierto de 2ª B. Formó la columna vertebral de un equipo que recuperó las señas de identidad de lo que siempre caracterizó al Deportivo Alavés, que no son otras cuestiones que el amor por unos colores y el profundo respeto hacia el escudo.
El vitoriano ha sido referencia del alavesismo por su casta y carácter, además de por sus virtudes futbolísticas
También portó el brazalete en el regreso a Primera y puso el colofón un año después, en la inolvidable final de Copa frente al Barcelona, cuando la marea albiazul inundó las calles de Madrid con más de 15.000 alavesistas desplazados. O, dicho de otro modo, el Deportivo Alavés y Manu García evolucionaron de la mano durante la pasada década.
El alavesismo cuenta hoy con más adeptos que hace una década, en gran medida gracias al sentido de pertenencia que encarna Manu García. Formado en San Viator, el gasteiztarra dejó su hogar persiguiendo el sueño de ser futbolista y acabó convirtiéndose en un líder dentro y fuera del vestuario babazorro. Un ejemplo de sacrificio, en toda regla.
Como futbolista del Alavés, impulsó el sentimiento albiazul por la provincia
Antes de enfundarse la zamarra albiazul, maduró en Zubieta, el Real Unión, el Eibar y el Logroñés. No fue hasta los 26 años cuando regresó a Mendizorroza para escribir las páginas más gloriosas de su carrera. Hubo que armarse de paciencia, pero la llamada del equipo de su vida constituyó una propuesta imposible de rechazar.
Aquel verano de 2012, pocos podían imaginar que Manu García sería protagonista de los años más brillantes en la historia reciente del Deportivo Alavés. Él, por su parte, tampoco se puso límites y se ciñó a una filosofía que consistió en “disfrutar temporada a temporada”. Finalizó su envidiable carrera con aventuras en Miranda y el extranjero, pero el gasteiztarra sigue siendo “uno más” de la familia albiazul y siempre acude a las citas del Glorioso en Mendizorroza acompañado por su familia.
Como destaca el galardón otorgado por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, el impacto de Manu García en Vitoria y en toda la provincia trasciende el terreno de juego. Sus esfuerzos han contribuido de forma innegable al futuro de la sociedad alavesa. Más allá de sus goles –icónicos como el de Lasesarre, el empate ante el Atlético en el Calderón o su cabezazo contra el Real Madrid en Mendizorroza–, Manu García es, sin lugar a dudas, sinónimo de ADN alavés.