Como jugador del Glorioso fueron nueve temporadas, dos ascensos desde el pozo del fútbol español hacia la élite, 19 goles y 308 partidos. Y en todos ellos, con mayor o menor acierto, se partió la cara por la elástica albiazul. De ser uno más en la grada de General siendo casi un adolescente a lucir el brazalete de capitán sobre el césped de Mendizorroza precisamente el año que el Glorioso cumplió su primer siglo de vida en 2021. En definitiva, como si de un cuento de hadas se tratase.
Manuel Alejandro García Sánchez, como es su nombre en la vida real, deja el fútbol un 12 de noviembre de 2024 tras haberse convertido en el último gran símbolo gasteiztarra del Deportivo Alavés, quien bajo su liderazgo en el vestuario alcanzó cotas insospechadas y vivió una de las épocas más doradas de la historia merced a varias temporadas consecutivas en la élite del fútbol estatal.
Del barro a la élite
Desde la Segunda División B a Primera, el camino como futbolista albiazul de Manu García no fue fácil. Y es que nadie le regaló nada a un jugador en el que la grada del recinto del Paseo de Cervantes se veía reflejada cada fin de semana por la pasión que desbordaba en cada acción.
Quizá adoleció del talento de otros futbolistas más creativos y mejor dotados técnicamente, pero su carácter, su raza, su compromiso y sus galones en el vestuario fueron incuestionables. De esos jugadores nobles y sacrificados que cualquier club modesto necesita para mantenerse al pie del cañón.
Junto a Fernando Pacheco y Víctor Laguardia, el gasteiztarra se convirtió en una pieza capital del crecimiento exponencial del Alavés, que por algo le impuso la insignia de oro y brillantes.
Pese a que el deseo de Manu García fue prolongar su estancia en el vestuario albiazul e incluso se vio en condiciones de poder hacerlo, al término de la complicada temporada 2020-21 -marcada por el coronavirus y en la que se logró una laboriosa permanencia- tuvo que acatar la dolorosa decisión de los rectores babazorros de abrirle la puerta de salida.
Su ciclo en Vitoria había terminado, pero se marchó con honores y con alabanzas hacia el club que, por su parte, también le dio todo para asentarse como un futbolista del máximo nivel. Sus lágrimas el día de la despedida, en la que se vio arropado por toda su familia y varios compañeros, dejaron bien claro su apego hacia el Alavés.
"Orgulloso, satisfecho y feliz de haberme entregado en cuerpo y alma a mi Alavés. El camino sigue, la huella es imborrable", escribió un 26 de mayo de 2021 en sus redes sociales. El dolor por la decisión de los dirigentes de prescindir de sus servicios quedó guardado para dentro.
Historia del Glorioso
A lo largo de casi una década, Manu García se convirtió en uno de los jugadores más emblemáticos de la historia del club. Como en su día Pablo Gómez o ahora Ander Guevara, precisamente dos centrocampistas de casa cortados por un patrón similar en cuanto al sentido de pertenencia al Alavés.
Vivió el ascenso a Segunda División y la agónica primera permanencia con el Jaén como rival en ambos casos. También el regreso a Primera en 2016 de la mano de José Bordalás, un técnico que encontró un filón en el coraje del centrocampista vitoriano.
Ya en la máxima categoría, Manu tuvo el honor de anotar el primer gol albiazul en la Liga de las Estrellas con su inolvidable zapatazo en el Vicente Calderón que se coló cerca del poste de la portería defendida por Oblak.
Y fue igualmente uno de los hombres destacados en la flamante campaña en la que el Glorioso disputó la final de la Copa del Rey -la única de su centenaria historia- frente al Barcelona, saldada con derrota por 3-1 pero que llenó de orgullo a miles de alavesistas.
Muchos de los goles más recordados en la historia reciente del Glorioso llevan la firma de Manu García, como el de Lasesarre para ganar al Bilbao Athletic o aquel célebre cabezazo que sepultó las esperanzas del Real Madrid en Mendizorroza en el descuento.
Sus 308 partidos como albiazul (144 de ellos en Primera División) siguen haciendo del gasteiztarra el segundo jugador con más encuentros a sus espaldas en la historia del Deportivo Alavés, únicamente por detrás del 'Pulpo' Astudillo (346).
Durante su andadura como albiazul marcó un total de 19 goles, aunque como se ha trasladado con anterioridad ante todo fue un ejemplo de lucha y entrega sobre el terreno de juego.